Por:  LUIS FERNANDO PÉREZ ROJAS          

   La vida humana tiene una misión y un sentido.

                                     Si vivimos sin averiguarlo y luchar por ellos, perderemos la maravillosa oportunidad de hacer de nuestra existencia una obra de arte.

El ser humano no es un ser perfecto y acabado, sino un llamado, por su propia naturaleza, a la perfección.  La vida de cada persona está abierta y dirigida hacia realidades que la trascienden, y esta aspiración trascendente constituye una negación de sí misma como mundo cerrado y autosuficiente. 

La búsqueda del bienestar humano, el desarrollo de la ciencia, la tecnología y el arte, la vivencia de la verdad, el amor, la libertad, el liderazgo son evidencias de la esfera culminante del hombre y la mujer, porque se le revelan como llamados hacia su plenitud personal y profesional.

Cuando el ser humano reconoce esta dimensión trascendente, confiesa su necesidad de crecer, creer y perfeccionarse, y en consecuencia, logra determinar hacia dónde desea dirigir su vida, es decir, entra en la etapa de concienciación para darle un horizonte de sentido integral a su proyecto de vida.

Entonces sabe, él o ella, cuáles son las metas y objetivos que los impulsan a actuar y elaboran una proyección de su propia existencia en el tiempo, logrando establecer su proyecto de vida.  Todos sentimos un llamado a ser y hacer de nuestra vida algo más profundo, buscando dejar huella de nuestro paso en quienes nos acompañan, porque de una u otra forma sabemos que la existencia humana supera las barreras del tiempo, y que cuanto hagamos con nuestra vida tendrá consecuencias inevitables.  Recordemos que no puede haber liderazgo sin compromiso y sentido de trascendencia.

DIFERENTES PUNTOS DE VISTA

Para algunos establecer metas, objetivos y un proyecto de vida puede parecer:

  • Absurdo, porque nunca se sabe lo que el destino nos tiene reservado, o peor aún, nadie tiene la certeza de que estará vivo, como para hacer planes a largo plazo.
  • Es mejor vivir el momento, gozar de lo que la vida ofrece en cada instante. De lo contrario, la vida se va llenando de preocupaciones inútiles por un mañana que quizá nunca llegue.

Otros opinan que:

  • Cuando no se tiene claro adónde se quiere llegar en la vida, uno se convierte en un títere de las circunstancias, en un idiota útil, un mediocre que vive sólo en el presente, sin vislumbrar el futuro ni trabajar con pasión ni dedicación para que éste sea mejor.
  • Vivir la vida como va llegando nos hace perder la perspectiva de lo que queremos lograr, y desperdiciar valiosas oportunidades que tal vez nunca regresen.

Los expertos opinan

  • Vivir la vida y gozarse cada momento de ella, no es lo mismo que vivir sin metas, sueños o anhelos de ser cada día mejor. Podemos disfrutar de las cosas sencillas y cotidianas sin perder el camino que nos hayamos trazado para llegar a alcanzar nuestros propósitos.

 Cada ser humano es valioso en sí mismo, y su existencia tiene un fin. Las personas que van por la vida sin hallarle un sentido a su presencia están desperdiciando sus dones y privándose del placer de hacer de su propia existencia una obra de arte.

 A lo largo del camino se nos presentan oportunidades de crecer y desarrollarnos integralmente. Si no tenemos la claridad y la sabiduría para tomarlas y sacarles el mayor provecho, nuestra vida se puede ir apagando por falta de entusiasmo y proyección.

 

LUIS FERNANDO PÉREZ ROJAS                            Medellín, septiembre 26 de 2020