Por: Balmore González Mira

Cuando se estudia derecho se siente el orgullo de poder aprender el valor de las leyes, del estado de derecho y sobre todo el valor de la justicia; cuando lo hice, lo hice por convicción, y cuando mi hija me dijo que quería hacerlo, no dude un instante en decirle que me hacía feliz y muy orgulloso de poderle decir que se hiciera abogada, como lo consignan los mandamientos de la profesión.

Busqué en el sabio google que significaba la abogacía y esto encontré: “abogacía o derecho es una disciplina humanística que abarca varias ramas del saber: historia, sociología, economía, ética, filosofía; todo siempre enfocado al conocimiento profundo de las leyes de un país y del conjunto de normas que construyen a un Estado nacional”. De la ética poco queda, el humanismo se acabó, la sociología en el derecho desapareció y al parecer del estudio profundo de la normas, nada quedó.

Para entender el galimatías en que nos tienen en Colombia volví a leer el famoso texto de “Los Mandamientos del Abogado” de Eduardo J. Couture.

ESTUDIA: El Derecho se transforma constantemente. Si no sigues sus pasos serás cada día un poco menos Abogado.

PIENSA: El Derecho se aprende estudiando, pero se ejerce pensando.

TRABAJA: La Abogacía es una ardua fatiga puesta al servicio de la Justicia.

LUCHA: Tu deber es luchar por el Derecho, pero el día que encuentres en conflicto el Derecho con la Justicia, Lucha por la Justicia.

SE LEAL: Leal para con tu cliente, al que no debes abandonar hasta que comprendas que es indigno de ti. Leal para con el adversario, aun cuando él sea desleal contigo. Leal para con el Juez, que ignora los hechos y debe confiar en lo que tú dices, y que, en cuanto al derecho, alguna que otra vez, debe confiar en el que tú le invocas.

TOLERA: Tolera la verdad ajena en la misma medida en que quieres que sea tolerada la tuya.

TEN PACIENCIA: El tiempo se venga de las cosas que se hacen sin su colaboración.

TEN FE: Ten fe en el Derecho, como el mejor instrumento para la convivencia humana, en la Justicia, como destino normal del Derecho, en la paz, como substitutivo bondadoso de la Justicia, y sobre todo, ten fe en la libertad, sin la cual no hay derecho, ni justicia, ni paz.

OLVIDA: La abogacía es una lucha de pasiones. Si en cada batalla fueras cargando tu alma de rencor, llegará un día en que la vida será imposible para ti. Concluido el combate, olvida tan pronto tu victoria como tu derrota.

AMA TU PROFESION: Trata de considerar la abogacía de tal manera que el día en que tu hijo te pida consejo sobre su destino, consideres un honor para ti proponerle que se haga Abogado”.

Ahora que la llamada justicia de mi país, toda administrada por colegas abogados, ha olvidado de plano lo que significa Derecho, lo que se aprende en la abogacía, siento una profunda nostalgia de lo que un día nos llenó de orgullo, pero sobre todo siento pena de haber recomendado a varios cercanos hacerse abogados y dolor en el alma de lo que a mi descendiente puedan estar enseñándole en las aulas.
Saber que quienes hoy destruyen al país lo hacen con fundamento en un cuestionado “Estado Social de Derecho” y que jamás podrán salir a reconstruirlo porque será tarde, me llena de angustia. Una nación necesita seguridad jurídica, para poder tener seguridad ciudadana y eso lo están destruyendo día a día, porque han entregado el honor de la justicia a unos pocos que con su parcialidad destrozaron su fin fundamental, cuál es la equidad. Le han quitado a través de fallos la autoridad a quien por orden Constitucional debe tener la autoridad. Estamos en el peor gobierno, el gobierno de los jueces. Y como dicen esos mandamientos ahora nos toca a quienes pensamos que hoy en Colombia hay un grave conflicto entre el Derecho y la justicia, salir a protestar civilizada y pacíficamente, sin destrozar lo que encontremos al paso, ni asesinar a nadie, a luchar por la justicia, como el bien más preciado que hoy está en peligro de desaparecer en Colombia, porque al parecer es solo propiedad de quienes atacan al mismo estado y no de quienes lo defendemos. Las sentencias de los jueces no deben esperar aplausos de las tribunas más ruidosas, las sentencias de los jueces, son en esencia mandatos de justicia, ajustados a derecho y no consecuencia de la presión de medios o de olas sociales. Las sentencias de los jueces son sagradas para que puedan ser acatadas, cumplidas y luego de agotarse el camino procedimental de las instancias, aplicadas sin objeción ni cuestionamientos; ahora todas, por su sesgo politiquero han perdido su esencia pura, objetividad, lógica y seriedad con que deben emitirse, por eso son cuestionadas.
¿Para qué estudiar Derecho?