Por: Balmore González Mira

Escuché atentamente a un profesional de esos del análisis de los comportamientos humanos exponer algunos conceptos sobre como el ser humano habita y convive difícilmente en comunidad; y le pregunté directamente porqué existía la ingratitud en tantos seres humanos, me respondió categóricamente que la ingratitud no era ausencia de memoria, que la ingratitud era ausencia de humildad. Me manifestó que el ser humano está formado mentalmente para recibir halagos, pero pocas veces para agradecer.

Me tomé la tarea de buscar una definición simple del halago y esta se ajusta perfectamente al relato. “El halago, como acción y efecto de halagar es «dar a alguien muestras de afecto o rendimiento con palabras o acciones que puedan serle gratas, dar motivo de satisfacción o envanecimiento. También se usa para adular o decir a alguien interesadamente cosas que le agraden», y como sinónimo de «agradar, deleitar», etc.

“Envanecer: Hacer que una persona adquiera un sentimiento de orgullo o vanidad”.

Pues bien, entendí que no podía haber mejor forma de halagar a otra persona que agradeciéndole, que siendo grato con ella. Pero la gratitud con sinceridad y no con hipocresía, esta gratitud hipócrita realmente no lo es y podría confundirse con la falsedad propia del ser humano.

La gratitud entonces es la reacción positiva y permanente, duradera y casi eterna por la entrega de algún beneficio material o espiritual, consejo, solidaridad o apoyo en algún momento por parte de una persona a otra. Agradecer no es humillarse, es el acto de humildad simple y sencillo hacia alguien por algún favor recibido. Decía el expositor que a veces es muy difícil agradecer, qué es casi un sentimiento hacerlo, que resulta por lo menos la postura más auténtica cuando se hace de corazón. Narraba que la ingratitud estaba ligada de un hilo con la traición y que por ello quien todo lo hacía esperando manifestaciones de envanecimiento, no solo vivía permanentemente frustrado, sino traicionado.

Cierro con la gratitud Cristiana, representada en el agradecimiento diario a Dios por darnos y prestarnos la vida. Gratitud es agradecer la vida. Gratitud es vivir la vida plenamente.

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