Por Iván de J. Guzmán López

Desde mis primeros años de bachillerato vengo lidiando con asuntos de periodismo; y con él, como una yunta indisoluble, luchando contra la corrupción. El primer periódico que fundé (en compañía de mis amigos Raúl Tamayo Gaviria e Ignacio Guevara Martínez, fue El Mayorista de Antioquia, por el año de 1982, cuando acompañé al doctor Tamayo Gaviria en la gerencia de la Central Mayorista de Antioquia. De esa época a hoy, ha corrido mucha agua bajo el puente, pero la corrupción sigue ahí, vigente, como práctica política, aunque todos los gobiernos, en campaña, prometen y firman en mármol que acabarán con la corrupción, con las reformas tributarias innecesarias y toda laya de vicios contra el interés de las clases menos favorecidas, hoy denominadas “el pueblo”.

Los que votaron por el gobierno de Petro,  estaban “ebrios de fanatismo y esperanza”, porque aseguraban (ya no tanto) que finalmente íbamos a tener “un gobierno del pueblo y para el pueblo” y con él se acababan la corrupción, los vicios del clientelismo, la compra de votos y la mermelada, que tanta urticaria le daba a la izquierda. Pues bien,  a dos años de gobierno de Petro, la corrupción, el clientelismo y la mermelada están llegando a límites intolerables. Hace falta devolver la historia a 1982, cuando el inefable Julio César Turbay Ayala, aseguraba que era necesario, más allá de la corrupción, reducirla a sus justas proporciones. La frase, que en su época producía risa, pareciera salvadora, ahora que está desbordada.

Son patéticos los registros telefónicos que ruedan por la redes sociales, en los cuales el indispensable de este gobierno, Armando Benedetti, en el lenguaje más vulgar, zafio, rústico, pedestre, chabacano, y todos los adjetivos que quieran, usado por persona alguna con un centímetro de responsabilidad lingüística, política, moral y social, trata de calmar el desespero de Aida Merlano, ante su penosa situación legal y sabrá Dios ante qué promesa de la campaña Petro presidente.

En un primer audio, revelado por la revista Semana, se escucha: “Bueno, a mi Presidente colombiano, dile”, inicia Merlano. Benedetti la interrumpe: “Para bolas, que hasta donde yo sé, para, para, hasta donde yo sé, el man no sabe un culo, es la coya esta de Laura… que le fascina tirárselas de inteligente”.  Se refiere a Laura Sarabia. No cito más por asuntos de espacio, pero lo que sigue hace trasbocar a Alberto Capone.

Dice el portal Infobae, en su edición de hoy 28 de abril: “En las redes sociales se ha viralizado un video que muestra a Alexander López, director del Departamento Nacional de Planeación (DNP), y a Luis Fernando Velasco, ministro del Interior, persuadiendo al senador Richard Fuelantala, del partido Aico, para que ingresara a la sesión plenaria del Senado de la República. Su presencia tenía como objetivo proporcionar el voto crucial para la aprobación de la reforma pensional en su segundo debate. De esta manera, el congresista explicó a través de sus redes sociales lo que realmente sucedió: “Está rodando un video que están sacando de una manera impresionante e insultando al senador Fuelantala, diciéndole que es un vendido, que lo compraron, en un salón adjunto a la Plenaria, donde nos vamos los senadores que decidimos romper el cuórum para no hacer presencia, para no votar con algo que no estamos de acuerdo. El senador de Alianza Verde continuó explicando: “Yo no voté nada positivo de la reforma pensional, traté de mil maneras con otros senadores de que no pasara pero al final les faltaba un voto y el senador Fulantala se salió porque le sacaron un artículo que tenía que ver con lo rural – representa al campesinado – estaba muy molesto y no quería seguir votando; salió entonces el ministro Velasco y el director del DNP, a pedirle y suplicarle que por favor ingresara que el voto de él era definitivo para poder aprobar esa reforma”.

Fue así que el congresista relató: “Entre esos estaba yo diciéndole que no ingresara porque lo iban a traicionar, pero el ministro Velasco y el director López terminaron convenciéndolo y prometiéndole que iba a reabrir ese artículo y la votación. Algunos le decían, no hágalo mañana, yo le dije que lo hagan de una vez porque sabía que no le iban a cumplir, pero no cierto que lo estuvieron negociando, vendiendo o entregando, estaban hablando de un artículo” (sic).

Todos sabemos que la reforma laboral, lanzará a cientos de trabajadores a la calle; sabemos que la reforma a la salud, es regresiva y pretende volver a la época del Estado dador universal de miserias; todos sabemos  que la reforma pensional (aprobada por un voto engaño) es una apuesta populachera que busca base social para las próximas elecciones, pues, según entrevista concedida por Gloria Inés Ramírez, ministra de Trabajo, al periódico EL Tiempo (edición del 25 de abril de 2024), “en 12 o 15 años se necesitaría hacerle ajustes a la pensional”.

Del agua que iba a calmar la sed de los guajiros, ni se diga… Lo único que hizo fue calmar la sed de algunos corruptos conservadores, hoy amigos incondicionales de Petro.

Doctor Julio César Turbay Ayala: en el gobierno del cambio, la corrupción no se redujo ni siquiera a su justa medida; está desbordada, buscando el cambio en primera. Y si no se da, asumo que, atendiendo a ello, es que se está promoviendo una Constituyente. Debo puntualizar que, al hablar de Reforma constitucional, se refieren a la actividad normativa que contempla modificar parcial o totalmente una Constitución por medio de órganos especiales y procedimientos definidos en la Ley; y aunque Iván Leónidas Name Vásquez, presidente del Senado de Colombia, asegura que por el congreso no pasa el espantajo propuesto, es claro que hay suficiente mermelada para el cambio, porque los padres de la patria son muy baratos de conciencia y de bolsillo. En caso extremo, la aceitada a la primera línea es permanente, sistemática y sin medida, así se sepa que se compromete peligrosamente la regla fiscal del país,  y la dependencia, la pobreza y la esclavitud, abre sus fauces a la patria entera, para sumarla al club de los progres.