La universidad no puede convertirse en una fábrica de doctores, en detrimento del servicio a los demás y de la convivencia humana.

Por: Luis Fernando Pérez Rojas

NECESIDAD DE SERVICIO.

En todas las actividades de la universidad antioqueña se debe procurar inculcar la mentalidad del servicio de la que habla su misión institucional.  Debe enseñar a los alumnos que su legítimo objetivo de conseguir en el futuro un digno nivel de vida en la sociedad, de desarrollar una labor profesional floreciente, ha de acompañarse de más generosos incentivos; se les debe hacer ver que no sería razonable que luego consuman egoístamente los beneficios alcanzados con sus estudios sino que se deben sentir solidarios de los demás ciudadanos de las comunidades, de toda la sociedad, por lo que han de prepararse para una tarea de generosa ayuda a los demás, de prestación de un eficaz servicio, y para contribuir en la medida de sus posibilidades al mejoramiento de la colectividad de la cual formen parte.

Es propio de las nobles pasiones juveniles sentir a veces sinceros y generosos impulsos de hacer por los demás grandes servicios, gestas heroicas, que con no rara frecuencia resultan luego imposibles, o no pasan de ser proyectos novelescos e irreales.  Y se ha de hacer ver, en cambio, sin agostar esos nobles impulsos, que pueden ayudar ya a sus propios compañeros de estudio con servicios nada llamativos, con su amistad, su tiempo, su apoyo en el trabajo, su consejo oportuno y desinteresado.  Se les debe mostrar también que la calidad y eficacia de su actitud de servicio a los demás y a toda la sociedad, en las múltiples oportunidades que le ofrecerá más tarde su vida corriente y su dedicación profesional, dependen en gran parte de la hondura y validez de su formación universitaria.

Esta idea y propósito de servicio a los demás informa también a las universidades antioqueñas en cuanto tal, hasta el punto de que no podría concebirse de otro modo su existencia.  La universidad nació para servir y a eso dedica sus mejores afanes.  Sirve a la sociedad con el cultivo de los saberes y los logros científicos y humanos que pone a disposición de todos.  La sirve al proporcionarle semestral o anualmente nuevas promociones de graduados bien preparados en lo profesional y en lo humano.  Está abierta a cualquier demanda de colaboración que se le haga, dentro de su competencia, consciente además de que el contacto inmediato con los problemas vivos que surgen en la realidad cotidiana supone un atrayente desafío a la capacidad del servicio universitario.

EDUCACIÓN PARA LA CONVIVENCIA HUMANA.

 

Es este un aspecto de la educación superior al que se concede también particular relevancia en las universidades antioqueñas.  La universidad, en efecto en su misión plantea la necesidad a convivir en el respeto y la consideración a los demás estamentos institucionales, por diferentes que puedan ser los gustos, ideas, opiniones y puntos de mira personales y profesionales.  De hecho, no deja de ser admirable que, en una etapa de especial agitación en las universidades de todo el país, algunas de las universidades antioqueñas representen un ejemplo de serena y pacífica convivencia humana.  Y esto es, sin duda, porque sus estudiantes han aprendido a considerar a la universidad como la casa común, el lugar de todos cuantos constituyen la comunidad educativa universitaria.  Sin prejuicio del amplísimo pluralismo en el modo de pensar que existe en la universidad y justamente porque cada uno se siente plenamente libre y digno de respeto, cada uno sabe respetar a los demás, convivir con quienes exponen opiniones divergentes, con quienes proceden de ambientes culturales, políticos, educativos, económicos y sociales muy distintos.  Este respeto a las personas mueve a escuchar las razones “del otro y los otros”, a esforzarse por comprender los puntos de vista ajenos, a enriquecerse con cuanto haya de valioso y verdadero en otras posiciones; enseña que las cosas que nos separan no deben ser obstáculo para una relación personal y profesional abierta y afectuosa, con un profundo respeto por la diferencia.

La convivencia humana así entendida es una convivencia positiva para la comunidad educativa universitaria, reconfortante, respetuosa y cordial, que favorece la amistad, la buena relación entre todos, y respeta también la labor común que en bien de todos debe realizar la universidad.  No cabe duda de que, si en la universidad se aprende a vivir de este modo, que me propongo plantear desde mi columna, se tiene mucho ganado para saber vivir más tarde en la sociedad las virtudes propias de una correcta convivencia ciudadana, lo que representa un no pequeño servicio de la educación universitaria a Medellín, Antioquia y a Colombia, en época de crisis como la que padecemos, hoy.

LUIS FERNANDO PÉREZ ROJAS                               Medellín, octubre 15 de 2021