Félix Alfázar González Mira

Hoy 11 de noviembre acabo de asistir a una sesión descentralizada de la Asamblea departamental de Antioquia en el municipio de Ebéjico, que es ciertamente caro a mis afectos, pues fui su alcalde por decreto como funcionario departamental en la década de los 80.

Reconocimiento a la duma y a los funcionarios departamentales por salir a los territorios y escuchar a la Antioquia de las regiones en sus angustias, problemas cotidianos y aspiraciones justas.

Es reiterada nuevamente la apatía y desinterés de los alcaldes y los líderes de Occidente para participar en eventos que propician el desarrollo regional. 4 de 19, Abriaquí, Peque, Sabanalarga y Santa Fe de Antioquia estuvieron atentos manifestando inquietudes locales y regionales.

Ese ejercicio, que valoramos altamente, me llevó a recordar los pasados cuando era la línea de gobierno vertical: presidente nombraba gobernadores y este nombraba alcaldes. Es tal el grado de recentralización al que hemos llegado que nos encontramos que la mayoría de las soluciones a las peticiones de los funcionarios municipales, con autonomía política porque son legítimos voceros de sus comunidades quienes los eligieron, están en manos de recursos ” estatales” que tiene y maneja el gobierno nacional, la Centralidad. Que la salud, que la educación, que las vías secundarias y terciarias, que el sector agrario, que los desastres del invierno, etc., son los elementos transversales a las comunidades regionales.

Escuchando y observando el evento recordaba que el presidente de la asamblea departamental, diputado José Luis Noreña me señalaba algún día con dejo de desesperanza, que el poder político-gerencial de la duma era definitivamente muy precario y que estos ejercicios de sesión descentralizada era buenos para desatar nudos administrativos, remover obstáculos y reencontrarse funcionarios de los dos niveles de gobierno.

¡Pues bien! También pensaba que este ejercicio fabuloso podría serlo de una gran gerencia pública, comunitaria y participativa donde las autoridades territoriales se vean para repasar avance de proyectos, planificación de otros , proyección futura de construcción de soluciones crecientes de las comunidades que representan, adelantos visionarios de prospectiva hacia escenarios futuros de superior desarrollo; en fin , que de ser encuentros de plañideras se convirtieran en el foro donde todos ponen, armonizando ciertamente el departamento y los municipios en el cumplimiento de sus responsabilidades públicas.

En La Corporación Colombia Autonómica propendemos por ello: total e integral Autonomía de las entidades territoriales como lo ordena la Constitución Nacional en su artículo primero. Donde la arquitectura tributaria del país no esté en absoluta mayoría en cabeza de la nación, sino equilibradamente también en municipios y departamentos. Fortalecer fiscalmente a estos es lo que demandan los tiempos contemporáneos. “Para la OCDE la lucha contra la corrupción es profundizar la Autonomía Territorial, generar capacidades institucionales en las entidades territoriales para llevar a cabo la contratación y ejecución de los proyectos”.

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