Por: Luis Fernando Perez Rojas

 La bondad completa la vida; estamos en esto para aprender a vivir juntos.          Así como compartir una comida o una fina amistad aumenta el placer, compartir la vida también. Los seres humanos estamos hechos para interactuar, servir y ser servidos, trabajar, dialogar y jugar juntos.                               

También necesitamos privacidad, pero aún el lobo solitario precisa salir de su *confinamiento*. Nadie es mejor que nadie, y nadie logra nada a solas. Todo lo que hemos hecho se levanta sobre los hombros de quienes nos precedieron.                                   

Ofrece y acepta la mano amiga, en la solidaridad y empatía estamos en esto aprendiendo a vivir juntos.                                            

Hemos alcanzado la mayoría de nuestras metas personales y profesionales, porque  todavía sentimos que hay mucho por Aprender, Desaprender y Reaprender con humildad.                                 

¡Seamos amables consigo mismo, con el otro y los otros!             

Somos seres humanos integrales y pacíficos en permanente formación. La perfección no es un requisito previo para la vida en el planeta tierra. Mientras vivimos cometemos errores y aprendemos de ellos.                    

No nacimos para ser ideales sino para ser reales; no para ser otros sino para ser nosotros. Todos hemos hecho desastres, pero el resultado en el entretiempo no es tan importante. Al aceptar nuestra humanidad despertamos a la espiritualidad, desde la razón y las emociones. Reconocer nuestros fracasos puede ser el mayor triunfo en nuestra vida. El reto permanente es no hacer de nuestra vida un desastre, porque si no aprendemos a vivir juntos, desde la perspectiva de nuestras diferencias racionales y emocionales, la vida se convierte en un tormento de nunca acabar.                                 

La pregunta para hacernos es: ¿Cómo puedo simplificar, racionalmente,  mi vida y al mismo tiempo vivirla, emocionalmente, con plenitud?.

La vida es una serie de momentos para compartirla con el otro y los otros.                     

Cuando nos preguntamos por nuestra forma de vivir, lo cual es gran parte del problema, la vida parece compleja y ajetreada. Pero esto es una ilusión. La vida es simple y serena porque sólo podemos vivir un momento por vez.                     

No hay personas neuróticas o inteligentes, sólo momentos neuróticos o inteligentes. Somos responsables sólo de este momento. Lo demás es memoria e imaginación.         

Todos somos sabios, ignorantes, bondadosos o crueles en el momento. Prestando atención al momento presente, decidimos nuestra calidad de vida racional, emocional y espiritualmente. ! Definitivamente, ¡el propósito de la vida es construir desde la razón y las emociones, una vida con propósito*! Racionalmente, la mente hace las preguntas fundamentales; emocionalmente, el corazón tiene las respuestas. Cordialmente,  Luis Fernando Perez Rojas