Por: Balmore González Mira.

Por lo general esta época es acostumbrada por todos, gobiernos, empresas, asociados,  familias y seres humanos, para hacer balances de lo que fue, pudo ser y no fue durante el año que termina, como un ejercicio para reflexionar de lo importante, lo útil, pero también de lo superfluo o inútiles momentos y vivencias. Igual sucede con los propósitos de año nuevo que van desde la proyección y metas a cumplir, como en los deseos personales y comportamentales en los cambios de hábitos y costumbres.

2021 se vio nuevamente truncado en proyectos por la pandemia y si bien por estas latitudes se dio mucha importancia al tema de la recuperación y reactivación económica, el mero hecho de atajar contagios y minimizar riesgos para proteger la salud y la vida de seres humanos ya es un balance de aplaudir en los medios de la salud y en los gobiernos responsables de tomar estas medidas, que lo hicieron con todo cuidado y mesura y con fundamento en los estudios científicos de los organismos acreditados para ello. Quienes durante este año largo anterior perdimos familiares sabemos del dolor que ello causa y sentimos la gratitud por quienes hoy nos protegen y en estos momentos dónde la humanidad se relajó con el tema del contagio vemos con preocupación la indisciplina del ser humano que no parece consiente de lo que estamos viviendo.

Hoy pareciera que uno de los principales propósitos de la humanidad es la preservación de la vida, así haya un sector que se niegue a la vacunación y otro que se resista a los medios de cuidado propuestos por las organizaciones de la salud.

Colombia termina muy bien el año de conformidad con todos los análisis, bien en el tratamiento de la pandemia, bien en la reactivación económica y bien en los actos de gobierno así los mezquinos propósitos politiqueros no reconozcan todos los logros del mandato Duque en su etapa final. Colombia va por buen camino y esto es un bálsamo en medio de tantas tormentas.

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