Por: IVÁN   ECHEVERRI  VALENCIA

Asistimos virtualmente, a un gran acontecimiento, convertido en espectáculo, que hizo recordar las mejores épocas de nuestros ciclistas cuando obtenían un triunfo en el exterior, que colmaban las primeras páginas de la prensa escrita y revistas, sin que se quedarán atrás los medios de comunicación hablados y de televisión, que con sus transmisiones en vivo contagiaban de alegría al pueblo. Algo similar estamos viviendo después de la postración en que nos ha tenido la pandemia, con la llegada de la tan esperada vacuna, apoyado en nuestro folklorismo la movilización de los medios de comunicación, con sus noticias repetidas y con la locuacidad de sus corresponsales. Como en las mejores épocas de triunfos de nuestros atletas, la llegada de la vacuna se convirtió en un verdadero show.

Los medios se desgañotaban contando durante horas el periplo del avión con tan preciada carga, comprada con términos de  confidencialidad, pero que algún día, en el país de la virgen de Chiquinquirá, se conocerá el secreto que rodeó la adquisición. En la transmisión siguieron el avión desde su salida de Bélgica, su trasegar por el continente europeo, su travesía por el océano Atlántico, su ingreso al continente americano, cuando comenzó a surcar el territorio nacional y su llegada al aeropuerto El Dorado. El recibimiento dado al lote de vacunas lo comparo con la llegada de un campeón, un jefe de Estado o de un Papa; la comitiva que se apostó para la recepción estuvo encabezada por  las primeras autoridades de la nación,  ataviados de chalecos color naranja, incluyendo al señor Presidente Duque,  quienes no dudaron en demostrar sus emociones ante tal acontecimiento. Hubo aplausos, vivas y hasta varios invitados dejaron correr por su rostro algunas lágrimas. No  era para menos, se estaba recibiendo el primer lote de 0.08% de tan añorada y escasa vacuna que se necesita para salvar muchas vidas del  mortal COVID -19.

La vacuna es una preparación que busca generar inmunidad  contra una enfermedad avivando la producción de anticuerpos. El origen  de las vacunas data de hace más de mil años y tuvo asiento en China, cuando se buscaba prevenir la viruela con la técnica llamada “variolización” que consistía en la pulverización de costras de una persona infectada, para poderlas inyectarlas o introducirlas por la nariz a personas sanas con el fin de conseguir su inmunización.

El  médico británico Edward  Jenner, observó que las personas que ordeñaban vacas y se infectaban de la viruela bovina estaban inmunes contra la viruela humana. Procedió a introducirle a un niño en el año 1.796 el fluido (pus) de  las póstulas de viruela bovina y posteriormente le inoculó el virus de la viruela humana, el niño nunca se contagió ni tuvo ningún síntoma.

El médico Louis Pasteur, en el siglo XIX, desarrolló las vacunas  contra el cólera y la rabia e insertó el término “vacuna” en honor a los experimentos con vacas  del médico Jenner.

Las vacunas han prestado un gran beneficio a la humanidad controlando enfermedades  como el cólera,  la rabia, el tétano, la peste, la tuberculosis, la poliomelitis, el tifus, el sarampión, las paperas, la rubéola, la difteria, la meningites, el ébola, la influenza y  la hepatitis A- B, entre   otras.

Las vacunas  son desarrollos científicos que han salvado a miles de millones de vidas, además han contribuido a evitar que una gran porción del mundo caiga en la miseria absoluta principalmente en los países en vía de desarrollo.   

Ya nos acostumbramos, que todo nos llega tarde, pero por fin las vacunas comienzan a llegar a traguitos, después de una fila de 97 países que hace buen rato ya vienen inoculando a sus ciudadanos.

El pasado miércoles con presencia del presidente de la república se inició en Sincelejo y  Montería la vacunación en un acto simbólico que no lo entendemos si fue por gratitud con el personal de la salud de esa región que curó en un día al mentor del Presidente Duque o por rigor científico.

Sin ninguna consideración con los que están esperando la vacuna, ya se vienen presentando hechos politiqueros con ella, manipulándolas de manera peligrosa para obtener los respectivos registros fotográficos para así los mandatarios tanto a nivel nacional, como regionales y locales posar y trascender como los auténticos salvadores. La salud es un derecho fundamental y la inmunización es un componente esencial de ese derecho por lo que no puede convertirse en un vergonzoso show político.

Dejando a un lado la suspicacia política, es bueno comentar que más vale tarde que nunca; el hecho es que ya contamos con algunas vacunas y por fin comienza la tan esperada inoculación que evitará que sigan ocurriendo tantas muertes, que han enlutado a muchos hogares y que nos facilitará recomenzar nuestra vida social y la recuperación económica tan gravemente golpeada por esta pandemia.

Colombia siempre ha sido modelo de vacunación en el mundo,  experticia que muy seguramente nos permitirá afrontar el gran reto de una vacunación masiva, nunca antes realizada, a más de 40 millones de habitantes.

El reto, ahora, según los virólogos, es alcanzar la inmunidad de rebaño que ocurre  cuando una población se hace inmune a una enfermedad, ya sea mediante la aplicación de una vacuna o por “exposición”.

La solidaridad, el orden, el respeto del turno, la honestidad y el autocuidado, incluyendo el distanciamiento social, el lavado de manos, el uso de mascarilla, siguen siendo nuestras mejores armas para combatir la transmisión. Todo esto será primordial para el éxito de estas complejas jornadas que nos ayudarán a salir unidos de esta oscura noche y avizorar el futuro con un mayor optimismo.

¡¡ POR FAVOR, NO MÁS SHOWS A VACUNAR !!