Arturo Tabares Mora                       

Todo arranca desde la forma como nos constituimos como nación, desde la nueva granada y la república, por eso seguimos siendo una patria aparentemente boba, por los que no entienden cómo se maneja; desde  los que supuestamente negociaron e hicieron la independencia, que al final, solo se dio efectivamente, hasta 1819, no fue una lucha entre buenos y malos, españoles y criollos; no; fue una lucha de interés tal como ahora, que entremezclaban indios y mestizos, españoles y criollos muchos luchando en bandos contrarios, hasta el punto que provincias como la de San Juan de Pasto y Santiago de Cali, fueron de los últimos en independizarse; por la rebatiña de poder y de negocios, al final, con una junta de gobierno, de criollos españolizados, repartiéndose el país, de acuerdo a sus intereses, con aires de monarcas y de héroes de sangre azul, constituyendo un remedo de reinado, ubicado en Bogotá, con la bandera de España como su insignia,  los mismos colores del virreinato, con un monarca que llamaron y lo llaman presidente y que en algún momento el propio libertador lo quiso sustituir por un dictador, él. Venido como ahora desde caracas. Somos un país conflictivo, segmentado y segregado, geográficamente, culturalmente y políticamente, que no se pone de acuerdo en nada y eso explota. Por eso, ayer como hoy, como siempre en nuestro país, el remedio fue peor que la enfermedad. Una Monarquía real, por una monarquía criolla Santafereña. De ahí vienen todos nuestros males, de la forman como surgimos como país, sin llegar a ser nación, porque no tenemos identidad cultural como comunidad, como sociedad, aun viviendo en un mismo territorio, somos una amalgama de regiones, aisladas e incomunicadas desde la colonia, así nos conservan desunidos; porque la única filosofía, principios nacionales, eran los intereses de unos cuantos gamonales, que se creían extranjeros, que los hacían pasar como intereses nacionales, así empezó y aún sigue siendo así. Desde Bogotá creen que el país les pertenece, allá sigue quedando el virreinato y aquí las provincias, por eso no aceptan, que nadie les toque la presidencia, de eso viven, para imponer sus intereses y preferencias a los demás, a través de leyes prefabricadas, leyes Trampa, que favorezcan sus privilegios de posesión, control y preservación del poder, cada que lo pierden quieren incendiar el país y surgen las guerras y los conflictos entre nacionales, o entre las regiones o provincias desde los albores de la república; tomas Cipriano de Mosquera, Rafael Uribe Uribe, la guerra de los mil días, y la guerrilla, guerra civil permanente, que ellos mismos alimentan, con tal de conservar el poder, guerras controladas, que enfrentan hermanos contra hermanos, casi siempre en las provincias, a ellos nunca les llega desde su pedestal y su reinado. Intentos de organización, como Nación, como las convenciones de Ocaña y Rionegro fracasaron. Por eso no hemos alcanzado a constituirnos como un verdadero estado-nación, somos una amalgama de regiones que conforman un país, sin identidad, porque eso es lo que han querido, que no nos encontremos como nación; extranjeros en nuestro propio país. Eso explotan; las diferencias, por un color, un equipo, una camiseta, un credo, una raza, así nos dividen, para que nunca nos encontremos y nos unamos, así gobiernan y así gobernaran, por eso la región que creó el país, de mayor arraigo, idiosincrasia e identidad cultural, les estorba y la han atacado históricamente, porque les ha impedido imponer siempre sus intereses. En este sistema controlado, los gobiernos y gobernantes son débiles, obedecen a libretos preestablecidos; esa es la condición para ser elegidos, obedecer; como ayer se hacía en la esclavitud, a la junta de gobierno, ahora de las altas castas del poder y la riqueza santafereña, disfrazados de intereses religiosos y masonería, enraizada con intereses, globalistas, como respaldo mundial y soporte a sus privilegios; el alma vendida al diablo, con tal de no perder su hegemonía y poder, por eso los gobernantes, son mediocres e inseguros, sin autonomía, ni brújula, puestos ahí a la deriva, a conveniencia: son gobernantes de propiedad horizontal, solo hacen contratos y piden cuotas extras: los impuestos; esa es su función, ese es su perfil, obedecer los intereses de la junta de gobierno que hay atrás.  El problema del país no son las instituciones son los operadores, los que hay que cambiar, el centralismo y la hegemonía bogotana, que no permite que otras regiones controlen el estado, concebido por ellos como un coto de caza, para enriquecer ciertas elites de delincuentes institucionales, que viven de los impuestos y utilizan el poder del estado, para saquearlo y enriquecerse, si no se controla esto es muy difícil que progresemos como nación, seguiremos protestando y haciendo marchas, destruyéndonos a conveniencia de ellos, una especie de protesta y revolución inversa, mal concebida en la que solo ellos se benefician,

 

Los gobiernos nuestros son como un tesoro, custodiado por ladrones       profesionales de joyas