Por: Balmore González Mira

Desde su elección y con más ahínco después de posesionado, los antioqueños hemos escuchado desde todos los escenarios y tribunas  posibles, en mañana,  tarde y noche, bajo todos los lenguajes existentes pero respetuosos en todos los tonos más suaves posibles pero con justificación,  a Andrés Julián Rendón Cardona, Gobernador del departamento de Antioquia, el pedido, la solicitud, la súplica, el reconocimiento, al presidente Petro para que le permita a los colombianos disfrutar de la terminación de la obra de infraestructura más importante para el país en el último siglo, las vías 4G y el Túnel del Toyo. La cual se termina con el solo cumplimiento del compromiso de la Nación, cuando ya Medellín y Antioquia han honrado estos, cumpliendo con sus aportes de manera oportuna.

Ser obstinado es ser perseverante y tenaz, y así lo ha hecho el gobernante paisa, con perseverancia y tenacidad ha enfrentado con respeto y argumentos legales, jurídicos, sociales y económicos a un gobierno nacional que no quiere entender la importancia de esta obra para toda Colombia. Pero obstinado también es aquel que es porfiado e insistente, el que no abandona una causa ante la primera respuesta adversa. El que se mantiene firme ante la negativa sin fundamento del oponente.

Al lado del Gobernador de los Antioqueños tenemos que estar los casi 7 millones más de paisas hijos de esta tierra, así de obstinados, así de firmes, así de perseverantes, esta no es una obra para los ricos, esta es una obra para hacer que muchas personas salgan de la pobreza.

Que no nos lancen cortinas de humo sobre los recursos de y para esta obra, con la excusa de la necesidad de Urabá de un acueducto, que  lo requiere con urgencia, pero que también necesita de esta obra del túnel del Toyo y de las vías con toda urgencia también, para beneficio de todos.

Nadie nunca nos había expresado de tantas formas el odio y la animadversión por Antioquia, tal vez aquellos que siendo antioqueños alguna vez habían expresado su menosprecio por estas bellas tierras y por su gente. Tal vez nunca nadie había expresado tanto odio por los empresarios que han hecho grande a nuestro territorio. Que ¿han hecho riqueza? Claro que sí y ojalá sigan haciéndolo, para que creen oportunidades de empleo y sigan haciendo crecer en desarrollo al departamento y mejorando las condiciones de vida de miles y miles de familias que derivan de ahí su sustento, para que esto no se convierta en lo que son hoy las calles de Cuba o Venezuela. ¡Firmes con Antioquia,  porque Antioquia nos duele!

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