Por: LUIS CARLOS GAVIRIA ECHAVARRÍA

En un momento donde la retórica polarizada amenaza con opacar las necesidades
reales de Colombia, es crucial reflexionar sobre el enfoque político necesario.
Debemos destacar la urgencia de apartarse de discursos estridentes y mirar hacia
soluciones pragmáticas que atiendan las verdaderas necesidades del país.
Concentrémonos e invitemos a nuestros líderes a repensar el panorama político,
para que se enfoquen en acciones tangibles que impulsen el bienestar colectivo y
el desarrollo, superando la trampa de la ideología en pos de un progreso real y
sostenible. Es momento de preguntarnos qué es verdaderamente útil para
Colombia y demandar líderes comprometidos con llevar a cabo medidas efectivas
que beneficien a todos los ciudadanos.
la propuesta de reformas, especialmente aquellas planteadas en los ámbitos de
salud, pensiones y trabajo por el gobierno Petro, ha generado un amplio debate.
Desde una perspectiva técnica y científica, hay consenso en que estas reformas
podrían distar de ser la solución que el país necesita. De hecho, parecen alejarse
de lo que podría considerarse útil para mejorar las condiciones de vida de los
colombianos.
En lugar de representar un avance, estas propuestas suscitan preocupaciones
sobre un posible retroceso, especialmente para los sectores más vulnerables de la
sociedad. Existe la inquietud de que estas reformas, lejos de cumplir con su
promesa de proteger a los ciudadanos más necesitados, podrían tener un impacto
adverso que recaiga en ellos en primer lugar.
Se percibe una disonancia entre las necesidades reales de la población y las
medidas propuestas, lo que despierta una sensación de inquietud sobre los
efectos reales de estas reformas. Hay una creciente preocupación de que, en
lugar de fortalecer el sistema de salud, pensiones y trabajo para beneficiar a
todos los estratos sociales, estas iniciativas puedan generar un retroceso que

afecte desproporcionadamente a quienes más necesitan protección y apoyo del
Estado.
En este contexto, surge la necesidad imperante de repensar estas propuestas y
buscar alternativas que realmente aborden los desafíos estructurales del país sin
comprometer el bienestar de los más vulnerables. Es vital promover un diálogo
constructivo y buscar soluciones que consideren de manera integral las
necesidades reales de la sociedad colombiana, garantizando que cualquier
reforma esté alineada con el objetivo de mejorar las condiciones de vida para
todos.
Sin duda, en la búsqueda de soluciones a los desafíos más apremiantes, como la
crisis climática, la pobreza y la desigualdad, la inversión en ciencia debería ser
prioritaria. Es a través de la ciencia y la investigación que se obtienen las
herramientas para abordar estos problemas de manera eficiente y sostenible. La
ciencia ofrece el camino hacia políticas fundamentadas en la efectividad y la
solución de problemas reales, haciendo hincapié en lo útil y lo que beneficia al
mundo en su conjunto.
La inversión en ciencia es esencial para impulsar la productividad y la eficiencia en
el uso de recursos, así como para desarrollar estrategias innovadoras que
enfrenten estos desafíos globales. Sin embargo, en ocasiones, se observa una
desconexión entre la importancia de la ciencia y las decisiones políticas. En lugar
de priorizar la investigación y el avance científico, se opta por soluciones rápidas
que carecen de un sustento científico sólido.
Este enfoque de "solucionarlo por decreto" deja de lado el potencial
transformador de la ciencia y la investigación. Lamentablemente, en algunos
contextos, se observa una disminución en el apoyo a la comunidad científica, lo
que pone en peligro la capacidad de encontrar soluciones efectivas y sostenibles a
los desafíos más urgentes que enfrenta la humanidad.
Es fundamental comprender que la ciencia no solo representa conocimiento, sino
también esperanza. La falta de apoyo a la investigación científica no solo afecta el
avance tecnológico, sino que limita la capacidad de generar cambios significativos
y duraderos en la sociedad. Es hora de revalorizar la ciencia como un pilar
fundamental para abordar los problemas globales y promover políticas basadas

en evidencia que impulsen un cambio real y sostenible hacia un futuro mejor para
todos.