POR: MANUEL ANTONIO PÉREZ PUERTA

¿Cómo una persona inteligente puede ser uribista, incluso antes de conocer a ciencia cierta lo de los falsos positivos? Primero el miedo, las farc avanzaban y si llegaban al poder, la ruina total para este pobre país. Segundo una ideología de derecha con todo lo que implica, tercero personalidad que le gusta el autoritarismo y depender de personalidades fuertes. Ánimo de esclavo diría Hegel. Cómo seguir a Milley? De nuevo el miedo, décadas de un peronismo (sabías que Perón apoyó a hitler) corrupto que llevó la nación más rica del mundo a un desastre económico. Y es mejor cualquiera, aunque se sospeche que puede ser otro desastre, pero mejor no seguir con lo que en definitiva solo puede culminar mal. Ahora la pregunta cómo después de un año de conocer a Petro una persona inteligente puede ser petrista? La respuesta es bien difícil. Miremos que nos ha enseñado el presidente: El hombre sin lugar a dudas odia la empresa privada única capaz de generar riqueza (lo aprendimos después de más de 100 años de experimentos fallidos socialistas en diversas partes del mundo) Es una persona que siempre dividirá y generará polarización. Es una persona que solo escucha su relato interior, por lo demás muy alejado de la realidad como sucede con todo mesías; y si bien hay muchas dudas sobre las causas de sus reiterados incumplimientos quitemos ese punto de la discusión; además de su visión política apta para hace 30 años ( la reforma a la salud, un bodrio dejando en manos de nuestros políticos – alcaldes- gobernadores un festín para su corrupción y la reforma laboral capaz de acabar gran parte del empleo y generar la ruina a nuestro pueblo y sobre su posición positiva, eso sí, sobre el cambio climático, su terrible error al acabar los contratos petroleros. Miremos a Lula que se dispone a entrar a la OPEP pensando que el mundo necesariamente requerirá combustibles fósiles por otros veinte años más y que si alguien tiene que sacarlo de la tierra pues nada mejor que sea el pueblo de Brasil y Lula sabe como hombre pragmático que con el dinero producido podrá mejorar la situación económica de su sufrido pueblo. Una final concusión, los extremos se pueden entender porque muchas personas necesitan depender de personalidades fuertes, autoritarias: mentalidad de esclavo según Hegel.