Por: Balmore González Mira

La contingencia que ha generado la aparición del Covid 19 nos ha llevado a un escenario de repensarnos en todas la esferas de la vida. Desde este generoso espacio hemos reflexionado sobre diferentes temas que han pasado desde el mismo servicio y sacrificio médico, pasando por lo ambiental, lo social, lo político, la seguridad, el sector agropecuario, el transporte, el turismo, etc.; pero en esta oportunidad quiero dedicar este espacio y hacer un homenaje a los Médicos Veterinarios.  

Los animales hacen parte integral de los ecosistemas cumpliendo cada una de ellos unas labores únicas sobre el mismo. Las mascotas hacen parte integral de las familias, con o sin fallo de los jueces y tribunales, pues quien las tiene sabe del inmenso amor que recae sobre ellas, y que en muchas veces se les tiene como un miembro más de la célula primaria de la sociedad.

Los animales domésticos han venido ganando un espacio tan privilegiado dentro del núcleo familiar que ahora resulta exótico no tenerla, pues la inmensa mayoría ahora tiene o quiere tener una o varias como la más fiel compañía de su hogar.

Al inicio de la pandemia viví la angustia de tener que autorizar la eutanasia, bajo todos los protocolos de la medicina veterinaria a Gao, un perro de raza Boxer que me acompañó por más de 6 años y que adopté cuando tenía 2; sus cortos 8 años fueron interrumpidos bajo el criterio científico de que su recuperación era irreversible; la médica veterinaria que lo atendió, muy seguramente acostumbrada a ver morir y a salvar muchos individuos de esta especie, mostró un rostro de profunda tristeza y unas palabras de dolor sincero cuando se tomó esta decisión; si ella que lo acababa de conocer titubeó atribulada, ni que decir cuando vi lágrimas en los ojos de mi familia.

La labor que cumplen los médicos veterinarios para atender los pormenores de esta contingencia nos obliga a reconocerles que son unos salvadores de vida, unos controladores biológicos y de otras pandemias, unos hacedores de felicidad de mucha gente.  Cuántos de ellos son los que consuelan a muchas familias que mitigan otros dolores con sus mascotas, cuantos que en una emergencia salvan la vida de nuestros animales para felicidad de todos y cuántos de ellos, al lado de los biólogos se dedican a salvar la fauna de nuestro territorio.

Reflexión final: recuerda amigo lector, que la fauna silvestre jamás y por ninguna razón o consideración puede estar en cautiverio y mucho menos es mascota para nadie. No más secuestro, maltrato, comercio, tráfico,  ni cacería de fauna silvestre.