Por: Iván de J. Guzmán López

Los buenos libros se conservan porque deben ser releídos con frecuencia. Tal es el caso de Cervantes, Contemporáneo E Intemporal (Biblioteca Pública Piloto, 1977), de mi amigo Alberto Velásquez Martínez, a quien hace poco, ante las cámaras de Teleantioquia, el alcalde de Santa Fe de Antioquia, vergonzosamente para los que leemos a Alberto y amamos a la ciudad de Antioquia, le cambió el apellido Martínez, valga decir, toda una institución, una historia y un emblema de la “raza”, en la Ciudad Madre y en Antioquia.

Pero no me voy a referir al desafortunado dislate del alcalde Pardo; más bien quiero citar apartes del hermoso y sesudo prólogo  de mi admirado Otto Morales Benítez, para mostrar que Alberto Velásquez Martínez, 26 años después de publicado el libro, hace honor a las palabras del maestro Caldense, nacido en Rio Sucio el 7 de agosto de 1920 y fallecido el 23 de mayo de 2015; es decir, hace apenas 8 años, y ya parece que lo tenemos en el ostracismo, muy a la colombiana.

Dice el maestro Morales Benítez, del entonces joven Alberto Velásquez Martínez:

…”Él era la juventud impetuosa. (…) Se le notaba tenso, ardido de ambiciones, pleno de afanes. Estudiaba en la universidad una carrera -Ciencias Económicas- y obedecía al mandato que lo ponía en franco combate mental. Buscaba conocer las identidades de diversas culturas. Tenía apetencia que le venía del tío abuelo santafereño, Julio Vives Guerra, quien durante años escribió, especialmente en El Tiempo, crónicas históricas, literarias, abiertas a la pícara comprensión del mundo. Tenía en la sangre, pues, una cita con la inteligencia”.

“Tenía”, advertía desde entonces Otto Morales; yo, y tantas gentes que hemos gozado de su amistad, su labia gentil, su don de gentes y su donosura  sin par en temas económicos, literarios, políticos y en especial de la figura de El Quijote, cargando a cuestas ya una buena cantidad de calendarios, podemos afirmar que Alberto Velásquez Martínez, ¡tiene! un compromiso con la inteligencia con la vida y con Colombia.

Y continúa Otto, en el párrafo primero de la página diez, del citado libro:

Fue acentuando su carácter mental. Lo distinguía un vivaz entusiasmo. Que la existencia se lo conserve intacto. Porque es el que ayuda al deslumbramiento, la capacidad de comprensión, el que expande sueños. Permite, además, que no se acomode el escepticismo que detiene, con crueles pesimismos, la capacidad de irradiar y combatir por las quimeras”.

Y remata el párrafo: 

… “Así fue creando su personal parcela periodística de comentarios. Le ha dado su sello y dejado que aparezcan sus afanes, entre libros que cruzan sus palabras”.

Si Otto Morales Benítez viviera entre nosotros, estaría contento de celebrar sus palabras, al reconocer a un Alberto Velásquez Martínez, en su “personal parcela periodística”, bien fundamentada y gozada, en la feliz circunstancia que estudió periodismo en el Instituto de Cultura Hispánica de Madrid, fue profesor-fundador de la facultad de periodismo de la Universidad Pontificia Bolivariana; completa diez libros sobre política y literatura española, especialmente sobre la obra de Cervantes; ganador, en 1977, del  Premio Simón Bolívar con la mejor columna de opinión, y reconocimientos entrañables como el “A toda una vida”, otorgado por el Círculo de Periodistas y Comunicadores Sociales de Antioquia, CIPA, gremio del cual tuve el honor de ser su presidente.

Alberto Velásquez Martínez,  no ha perdido el ímpetu de la juventud,  su carácter mental,  sigue intacto.

Puntada final: debo expresar la preocupación que sentimos buena parte de los colombianos, ante los últimos acontecimientos que golpean al periodismo, a la democracia y a la institucionalidad. Me refiero a las denuncias de la revista Semana (domingo, 11 junio de 2023), cuando afirma que “el proceso 15.000 ya empezó: un coronel muerto, un polígrafo, chuzadas y la posible entrada de dineros sucios a la campaña de Gustavo Petro, enredan al Gobierno”.

Estoy seguro que mi amigo Alberto Velásquez Martínez, como yo, está muy preocupado, porque su vivaz optimismo permite que en él, “no se acomode el escepticismo que detiene, con crueles pesimismos, la capacidad de irradiar y combatir por las quimeras”.

A hoy, la democracia en Colombia, cada vez se parece más a una quimera, por la que debemos irradiar y combatir… como periodistas responsables y verdaderos.

Hablando del gobierno que padecemos, encontramos a Colombia “En un saco de incógnitas”, como en el título de una de las deliciosas crónicas del libro Cervantes, Contemporáneo E Intemporal, nacido del magín y la inteligencia feraz del doctor Alberto Velásquez Martínez.


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LA AUTORIDAD ES DÉBIL EN COLOMBIA

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https://www.periodicoelcorreo.co/opinion/aprender-ingles-antes-de-los-15-anos-de-edad/
“POR LA GRANDEZA DE NUESTROS MUNICIPIOS Y LA DIGNIDAD ANTIOQUEÑA, ES EL MOMENTO DE VOLVER A PENSAR EN GRANDE”