Por: LUIS FERNANDO PÉREZ ROJAS 

Con motivo de la crisis que viene azotando a las Universidades antioqueñas trataré de resumir algunos aspectos que el pueblo espera de la Universidad oficial, preferentemente. 

En primer término, debemos ser muy visionarios para hacer aquí, en nuestro departamento, una verdadera Universidad, en tiempos de pandemia, no una simple aproximación o sucedáneo, con buena calidad científica en las enseñanzas, en la pedagogía y la investigación, y que preste particular atención no solo a la buena preparación profesional de los estudiantes, sino también a su formación espiritual, cultural y humana.  La Universidad, para los antioqueños, ha sido promovida por la libre iniciativa social con el fin de prestar una contribución efectiva a la sociedad en el campo de la educación superior, y debe mantener siempre este carácter de institución libre con la necesaria autonomía para gobernarse y realizar su trabajo Misional.

 El amor insobornable a la verdad es exigencia de toda Universidad, y ha de mover a buscarla con esforzado empeño para desentrañarla y darla a conocer libremente a todo el mundo, sin coacciones restrictivas.  Ese mismo amor a la verdad nos ha de hacer valorar las riquezas axiológicas y la fe en la institucionalidad, y a procurar que todo el quehacer académico esté presidido por el sentido científico y humano de la vida.  La Universidad debe tener espíritu universal, ha de estar abierta a todos y al servicio de todos, sin discriminaciones de ninguna clase, y ha de realizar asimismo una labor de auténtica promoción social.  En toda la vida de la Universidad ha de estar presente el respeto al otro y a los otros, la mutua comprensión, el amor a la libertad de todos, base imprescindible para educar en el espíritu de convivencia y en la fraternidad humana para Aprender a Vivir Mejor.

Estos rasgos característicos queridos y respetados para la Universidad no son, gracias a Dios, metas lejanas, sino realidades venturosas que están bien a la vista en nuestro quehacer diario, y que son descubiertas tantas veces con admiración por sus Comunidades Educativas Universitarias.  Las Universidades Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid, Tecnológico de Antioquia, Universidad de Antioquia y Universidad Virtual están llamadas en estos tiempos de crisis a obtener un notable prestigio en la comunidad antioqueña y en el país, y ser en general objeto de pública consideración en ámbitos muy amplios, según sus modelos educativos específicos.  Se deben reconocer en ellas su buena calidad docente, la preparación y competencia profesional que consiguen quienes en ellas obtienen sus grados académicos de pregrado y posgrado, el alto nivel de su investigación científica y de sus publicaciones; el clima de trabajo y de ordenada actividad académica y administrativa; la seriedad con que cumplen sus compromisos adquiridos; el trato alegre, sencillo y amable que se observa por todas partes; su ambiente de cordialidad, credibilidad y confianza, de amor a la libertad, de estímulo de la responsabilidad personal, de lucha por la paz; el cuidado que se advierte en tantos aspectos materiales; el tono humano de la vida Universitaria, la atmósfera de respeto por la diferencia y mutuo entendimiento, de comprensión y aun de amistad que informa la convivencia entre toda clase de personas de la Comunidad Universitaria.

Cualquiera que pasa algunas horas en el ambiente de la Universidad, sean cuales sean sus creencias y modos de pensar, debe quedar sincera y vivamente impresionado por la realidad que, de forma abierta y espontánea, se ofrece a su contemplación.

En la Universidad, todo trabajo adquiere valor educativo.  En la labor educativa tienen desde luego importancia las enseñanzas de los profesores; pero cualquier actividad de una persona cualquiera, el trato, el gesto, la conducta de cada uno y, también el cuidado de los aspectos materiales posee valor para la educación.  Todo lo que se hace y sucede, sea quien sea el que lo realice influye de modo positivo o negativo en la educación.

LUIS FERNANDO PÉREZ ROJAS                                  Medellín julio 11 de 2020