POR: JAIRO HERNÁN RAMÍREZ GÓMEZ 

Recordando un pasaje del Evangelio, Lucas 2:41:50 y el Quinto Misterio Gozoso del Santo Rosario, como de costumbre, Jesús a los 12 años y su familia se dirigen a la fiesta de pascua, pero a su regreso se perdió en Jerusalén, localizado a 9 Km de Belén, lugar de su nacimiento.

A los tres días de búsqueda, lo encontraron en el templo en medio de los Doctores o Maestros de la Ley. Todos los que oían su discurso, se quedaban asombrados de su inteligencia y de las respuestas a lo que se le preguntaba.

Después de las recriminaciones y llamada de atención de sus padres José y María, y de Jesús presentar las explicaciones divinas, regresó con ellos a Nazaret donde vivieron en medio de su obediencia y respeto por el resto de sus años.

Resulta que hoy, 2011 años después y en la Cumbre de la Amazonía, llevada a cabo en Belém do Pará al norte de Brasil, a 9.490 Km de Jerusalén, y 9500 Km de Belén, se nos perdió el presidente de los colombianos.

 

Sobre la cumbre, con participación de Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela, reunida con el propósito de definir políticas conjuntas en temas ambientales, la conservación de la selva amazónica y su aporte contra el cambio climático, así como exigir a las naciones ricas su aporte en efectivo de US$100.000 millones anuales para estos fines.

Sí bien, se dieron acuerdos, no se fijaron metas y plazos para erradicar la deforestación, donde Venezuela participa con la mayor tasa; frustración por el incumplimiento del aporte de las naciones ricas, tampoco, al fin de la explotación petrolera en la Zona Amazónica y ningún resultado sobre la demarcación de tierras, esperada por los grupos indígenas, entre otras.

Volviendo al presidente, con su incumplimiento a muchos eventos de la agenda, le queda mal a los colombianos y también nos hace quedar muy mal en sus ausencias, cuando participa en misiones al exterior y en sus intervenciones cuando despotrica de la clase media, de los empresarios y del sector financiero colombiano.

El mandatario se puede perder, pero el ropaje de presidente no le da ningún derecho a escondérsele a su comitiva y tampoco a los colombianos.

Ojo presidente, a los colombianos, sus ausencias e incumplimientos nos están generando muchas dudas sobre su estado de salud, por lo que desde múltiples orillas se le pide que dé la cara y publique resultados médicos y toxicológicos.

También su discurso, contrario al de Jesús, en balcón o en plaza, en su momento, al estilo de un primíparo del MOIR en el Teatro Camilo Torres de la U de A, monótono, repetitivo, polarizador, con el ingrediente adicional de la Transición Energética y la Política del Decrecimiento, que enredó a su ministra de Minas y Energía, está generando dudas sobre su estado consciente en sus exposiciones, y más, cuando evade o se confunde con las respuestas y argumentos que presenta a sus interlocutores.

El colombiano de a pie está viendo reflejada su Política del Decrecimiento en la reducción sustancial en la exportación de productos agrícolas, de hidrocarburos, de la industria y de los servicios durante su mandato. Y la Transición Energética en los incrementos desaforados de la gasolina que cada día le mete la mano al bolsillo, no solo de los taxistas, también a todos los colombianos.

 

Presidente, todavía está a tiempo de afrontar retos y lograr metas, menos tiempo en redes sociales, recomponga su gabinete con personal competente, invite sin resentimientos a la oposición a construir un mejor país, a que aporten y construyan conjuntamente las reformas sociales, sin menoscabar la propiedad privada y ejerciendo la autoridad gubernamental y militar, mayor respeto por la autonomía de los organismos de control. Finalmente deje a los directivos de la campaña la defensa sobre el origen y destino de los recursos recibidos, usted, sí es inocente, saldrá adelante, no se desgaste en este tema que el país lo necesita.

TODOS LOS ANTIOQUEÑOS UNIDOS CONTRA LA CORRUPCIÓN

JAIRO HERNÁN RAMÍREZ GÓMEZ