La guerra es una salvajada cuando se hace contra un pueblo tranquilo; es una obligación cuando sirve para defender la patria.

POR: LUIS FERNANDO PÉREZ ROJAS

Es un grave error cuando un gobernante asume su mandato con actos de violencia, criminalidad y bandidaje, en nombre de la paz total.  Este gobierno violento y criminal es una sangría, una sanguijuela aplicada al pueblo que permanece atónito, en duermevela e indiferente a su destrucción y miseria.  El gran principio ante la guerra, la violencia y la criminalidad es que el ejército nacional debe estar siempre preparado, día y noche y a todas horas, para hacer toda la resistencia a la crueldad de los violentos de que es capaz.

Nuestro gobernante “del cambio” con la fuerza de sus espíritus malignos, el engaño, la mentira y la perversidad le ha venido dando paso libre a la guerra, al crimen, a la primera línea, a los narcoterroristas, a la corrupción y a los grupos ilegales que han dejado vuelto trizas la patria colombiana.  El hecho principal de este gobierno es darle vía a la inseguridad, la incertidumbre, la criminalidad, la violencia, la corrupción y a la mentira total en nombre de la Paz total.

Hoy, Colombia tiene conciencia plena de que en este gobierno nos arrastra la peste de la injusticia social, el hambre, el secuestro, las masacres y la degradación total en complicidad con algunos miembros de su gabinete y el congreso de Colombia.  La Paz total, hasta hoy, es un engaño, una sombra vana, una frase hueca, como el amor para quienes tienen el poder y la mezquindad de engañar en su nombre.

Hoy, la violencia, el narcoterrorismo, el crimen, la corrupción, entre otros son la peor plaga que pueda afligir al pueblo colombiano.  Destruye la democracia, la religión, la institucionalidad del Estado y lo peor, destruye la sociedad y las familias.  Cualquier calamidad es preferible a ésta que nos azota en el gobierno del “cambio”.  Nadie puede negar, en este gobierno, que la primera víctima de la verdad, el orden y la justicia es la guerra, la violencia, la corrupción, la mentira, el engaño y la ilegalidad a toda prueba.

Estoy seguro que la guerra en Colombia terminaría si los muertos pudieran regresar para actuar en defensa de la patria, ante la indiferencia, cobardía y pusilanimidad de los que estamos vivos para enfrentar esta pandemia del pacto histórico generada por el actual gobierno.  Paul Valéry, escritor francés, dijo: “la guerra es una masacre entre gente que no se conoce para provecho de gente que, si se conoce, pero que no se masacra”.  El éxito del gobierno de Gustavo Petro se puede medir por la cantidad de daño que causa.  Para los militantes que lo acompañan y los miembros de su gabinete buena es la guerra para destruir la paz y sepultar la seguridad de todos los colombianos.

Pregunta final: ¿Puede haber en Colombia una cosa de tan gran precio que nos conduzca a combatirnos sin sentido?  La guerra, la violencia y la criminalidad son tan nefastas y tan horrorosas que incluso con el pretexto de una justicia perfecta y una paz total no podrá ser aprobada por ningún ciudadano de bien.  Cuando se desprecia la perversidad de los malvados el pueblo está salvado. 

 

¡Despierta Colombia!

 

LUIS FERNANDO PÉREZ ROJAS                             Medellín, agosto 25 de 2023