Por: Balmore González Mira

No es necesario ser un gran observador para mirar lo que sucede en nuestro entorno, hay unos seres humanos y líderes públicos que por pasión, indecisión, por desconocimiento, o lo que es peor, por oportunismo,  a todo le dicen no.  No puede ser que hasta en medio de esta crisis aparezca la soberbia y sobre todo el ánimo dañino de quienes hacen oposición a todo, solo por venir la propuesta de una persona diferente a ellos. Van varios ejemplos; dicen los críticos de todo que si hay mucha inseguridad es malo porque no se está haciendo lo suficiente por parte de las autoridades del estado con una estricta vigilancia y no se está cumpliendo el mandato constitucional de proteger la vida, honra y bienes de los ciudadanos; pero si llegan muchos miembros de la fuerza pública a un lugar, aparecen los mismos personajes a decir que se está violando la Constitución porque se está vulnerando el derecho a la movilidad, a la intimidad y hasta el libre desarrollo de la personalidad con tanta requisa, requerimientos de identificación y presencia de los uniformados.

Malo que un gobernante tome una medida de cerrar el comercio para proteger mayores contagios y malo que lo abra. Critican sistemáticamente  absolutamente todo en el único propósito de desprestigiar a los gobernantes que están haciendo su mejor esfuerzo por salir de esta contingencia. Pero esos mismos que tanto daño hacen con sus críticas, cuando estuvieron o están en el poder hacen o hicieron lo mismo o cosas peores, y no solo eso, no admiten una sola sugerencia porque se creen infalibles.

Hemos presenciado cómo todos los mandatarios locales y regionales y obviamente el Presidente de la República, han trabajado incansablemente por superar estos momentos de incertidumbre, hambruna y desesperanza. Resulta hasta ilógico que algunos con su ánimo de protagonismo ególatra, lejos del altruismo que deberían reflejar en sus cargos,  se hayan dedicado desde las cámaras y micrófonos contratados a desprestigiar al gobierno nacional y a algunos colegas, demostrando sus deseos de poder futuro, en unas aspiraciones tempranas que le hacen daño a la comunidad.

Sensatez en el liderazgo es lo que reclaman hoy las comunidades, llenas de necesidades básicas y especialmente la de sobrevivir en medio de la pandemia.