Por Iván De J. Guzmán López

Por mucho tiempo, he sido crítico del sistema de salud colombiano. Por muchas razones he sostenido que tenemos excelente personal médico y paramédico, pero que la intermediación ha hecho del sistema, un sistema perverso y engendrado un servicio paquidérmico y pobre (son miles las crónicas de las tutelas reclamando servicios o atención oportuna, y miles las veces en que los medicamentos aparecen después del entierro del cotizante).

Sin duda, es hora de profundas reformas, pero reformas concertadas y cuidadosamente implementadas. Un gran mal, requiere de una gran propuesta de solución, pensada con absoluta responsabilidad y avalada por la comunidad médica y la sociedad civil; no sea que el remedio resulte peor que la enfermedad.

Según la Revista Semana, en su edición de hoy domingo, 25 de septiembre de 2022, “en Colombia, al año se prestan casi 800 millones de atenciones, 2,2 millones diarias, 91.116 atenciones por hora y 1.500 atenciones por minuto”. Es decir, no estamos hablando de la venta de changua en un restaurante de Bogotá. Estamos hablando de un servicio que impacta para bien o para mal a millones de colombianos y a cientos de venezolanos (que ya debemos tenerlos en cuenta en las estadísticas, ahora que Petro es el mejor amigo de Maduro).

En la citada Revista, advierte Mauricio Rubio, presidente ejecutivo del hospital Méderi: “un sistema que atiende dos millones de personas al día debe tener claridades”; el neurocirujano Remberto Burgos, agregó: “Hay incertidumbre de que se hagan cambios en el sistema de salud sin consultar primero”.

La Corcho, que lleva años denostando virulenta y vulgarmente del sistema de salud, debería disponer de una buena propuesta de reforma, porque “que es necesaria, es necesaria”, pero la debería tener lista este mismo año, concertada y a punto de aplicar el año entrante. Lo delicado del asunto, es que la ministra Corcho viene creando una suerte de crisis “artificial”, al enfrentar cifras. La Revista Semana lo dice muy claro: “el Gobierno Duque había pedido 8,1 billones de pesos adicionales para el aseguramiento, con el cual se contemplaba aumentar el valor de la UPC (Unidad de Pago por Capitación), que es lo que gira el Estado a las EPS por cada afiliado. La ministra Corcho explicó que para ella esa cifra no era “lógica”, pues había recibido un déficit de 5,5 billones de pesos del Gobierno anterior, y eso implicaría pedir un aumento casi de 15 billones, que es media reforma tributaria. El asunto prendió las alarmas en las EPS, pues por ahora recibirán una UPC inferior a la que, según ellos, cuesta la atención de cada colombiano, luego de una inflación que superará el 10 por ciento al cierre del año”.

Ahora, como crítico de la operación del sistema de salud que he sido, comprendo la virulencia y la lentitud de la ministra para ofrecer alternativas de mejora al sistema de salud ahora que no es contradictora de primera línea del gobierno, sino gobierno ¡en contravía del propio Petro, que prometió cambio en primera! Parece que la estrategia de Corcho busca crear un clima de caos completo en la salud de los colombianos, a tal punto que la población misma exija reformas de fondo y sin mayor consulta a los especialistas de la salud, a los gremios y a la población misma. Es decir, ¡parece que la Corcho espera un cheque en blanco de los colombianos!

Parece que, peligrosamente para la salud de millones de colombianos, la estrategia es tener al paciente (a la reforma del sistema de salud) en la unidad de cuidados especiales, antes de mandarlo a la de cuidados intensivos, para esperar la reacción de los colombianos, y aplicar así la reforma con sello Petro.  

Según las pocas declaraciones de la ministra Corcho a la prensa (hasta ahora no sabemos qué es lo que piensa, salvo lo que ha dicho cuando era oposición, de acabar de una vez por todas con las EPS), “el proyecto de reforma a la salud se presentará el próximo año, pero hacia finales de octubre o la primera semana de noviembre, se espera que el país conozca el borrador”.

El asunto está en bajo, no obstante el asedio de la prensa por saber qué le decimos a la gente y a qué debemos atenernos. Mientras tanto, la crisis de la salud se vive en los hospitales y el terror se apodera de las EPS.

Ministra: la salud de los colombianos, no es equivalente a una venta de sancocho en el parque de Berrio: Necesitamos concertación, claridad, información y celeridad. Para eso es el cambio ¿o no?