Rogamos al Todopoderoso que las buenas intenciones que se han mostrado por parte del nuevo Gobierno, tengan el aval y el apoyo suficiente en las mayorías parlamentarias y ciudadanas, para que la lucha contra la pobreza, el hambre, la violencia y la corrupción, empiecen a dar los resultados que todo el país está esperando”.

Por. Héctor Jaime Guerra León*

Una inmensa ola de violencia y de incertidumbre golpea al país, como queriendo mostrar la intención de no querer cambiar, sino seguir manteniendo el statu quo de aquellos tiempos pasados donde solo han reinado la corrupción, la ilegalidad, la vida fácil, la insensatez y muchas otras malas costumbres que ante la anuencia de unos y la incapacidad de afrontarlas de los demás, se han vuelto casi que normales en una Nación que ante todo estos fenómenos quiere levantarse, sacudirse, expresando su inquebrantable ánimo de jamás sucumbir – no obstante la gravedad y malignidad de las cosas (hechos) que la han rodeado.

Muchos son los intentos que la Nación colombiana ha realizado a lo largo de su historia republicana para acabar con la violencia política y, consecuencialmente, con la crisis social, que cada vez crecen, sin que – al parecer- nada pueda detenerlas. Dicen los expertos que, si no fuera por la gran resiliencia –para mí, capacidad de aguante- que poseemos los colombianos, el naufragio, el terrible final ya nos hubiere alcanzado. Somos un pueblo fuerte y dispuesto a superar cualquier tipo de dificultad que se nos presente. Así se ha reconocido por propios y extraños, “hay que decir que la capacidad de la sociedad colombiana para soportar las crisis y salir adelante es muy grande. Colombia es un país resiliente y de esta crisis vamos a salir”, dijo enfáticamente y con el valor que nos caracteriza a todos, Julián Domínguez Rivera, presidente del Consejo Gremial Nacional (CGN). A pesar de las crisis que nos han azotado en todas las épocas, Colombia no se deja intimidar y sigue – erguida y sin detenerse- dando la lucha para afrontar con éxito todo lo que va encontrando en su duro y largo camino.

Ello ocurre –casi que similarmente en las vidas de todos y cada uno de nosotros, de nuestras instituciones, de nuestras familias. Por multiculturales y distintos que aparentamos, llevamos en lo más profundo de nuestro ser algo que nos caracteriza y nos hace parecidos, la gran capacidad que tenemos de sortear obstáculos, de emprender y salir adelante superando la adversidad, por dura que ella haya sido, aquí estamos dispuestos a seguir nuestros caminos, los que, sumados, son el camino de toda nuestra amada patria.

Sin embargo, nos acosan algunos males que no hemos podido eliminar y que; por el contrario, cada día, crecen y fortalecen su capacidad de acción en contra no solo de la institucionalidad y de la sociedad, sino también y de manera preponderante, del pueblo, del ciudadano de a pie o del común; que es -en última instancia- el eslabón más débil y el que sufre con mayor rigor las inconsistencias de un sistema que por fuerte que sea, no ha sido capaz de darle solución a estos problemas.

Así pues, que hemos ensayado muchas estrategias y planes, para poner en marcha regímenes y políticas que permitan iniciar un verdadero camino de cambios y de transformaciones nacionales, para buscar la redención a todos estos terribles problemas que han invadido a nuestra sociedad, basta no más recordar algunos de los más significativos como, por ejemplo, el Frente Nacional (la alternación del bipartidismo en el poder), los reiterados cambios o reformas que le hemos hecho a la Constitución política, siendo la del 91, con los aportes de la juventud de la época, el resultado de todas esas luchas e históricas experiencias. Hasta golpe de estado hemos ensayado, con el ánimo de retomar el rumbo y solucionar las dificultades que hoy siguen siendo la piedra en el zapato para alcanzar el estado de bienestar por el que sin éxito tanto se ha luchado. “El Golpe de Estado de 1953 fue la toma del poder por parte de los militares de Colombia al deponer al gobierno civil conservador de Laureano Gómez tras tres años de gestión impopular y varios años de violencia política anterior. Ocurrió el sábado 13 de junio de 1953 en Bogotá. Fue dirigido por el teniente general Gustavo Rojas Pinilla ….”(Golpe de Estado en Colombia de 1953 – Wikipedia, la enciclopedia libre).

Hoy vemos con gran entusiasmo, al nuevo gobierno (con régimen distinto a los anteriores) y como el pueblo colombiano no se detiene en esa búsqueda de soluciones y ante el fracaso en muchos temas, para reemprender el rumbo que nos hemos dado en nuestra carta de navegación política, como ideario fundamental de la gobernabilidad que –entre otros- es precisamente, uno de los más fundamentales fines del nuestro Estado Social de Derecho que, según su artículo segundo, es “servir a la comunidad, promover la prosperidad general y garantizar la efectividad de los principios, derechos y deberes consagrados en la Constitución; …. Las autoridades de la República están instituidas para proteger a todas las personas residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes, creencias, y demás derechos y libertades, y para asegurar el cumplimiento de los deberes sociales del Estado y de los particulares.

Así las cosas, y dado que –como se dice en el argot popular- lo último que se debe perder son las esperanzas, seguimos teniendo fe que esta vez sí ha llegado un gobernante que empiece a ponerle freno a tan desbordados desmanes que se han presentado en el ejercicio del poder tradicional que ha soportado nuestra institucionalidad desde tiempos inmemoriales, para que –esta vez- la fuerza, resiliencia y el gran valor civil que ha caracterizado a esta Nación, sea el inicio de la materialización de esas importantes metas que nos hemos propuesto en nuestra Constitución, y que definitivamente todos estos valores y principios dejen de estar en el papel y en los discursos y se trasformen, real y efectivamente, en derechos y realidades para todos y cada uno de los colombianos.

Elevamos pues nuestro clamor y rogamos al Todopoderoso que las buenas intenciones que se han mostrado por parte del nuevo Gobierno Nacional, tengan el aval y el apoyo suficiente en las mayorías parlamentarias y ciudadanas, así como en el concierto internacional, para que la lucha contra la pobreza, el hambre, la violencia y la corrupción, empiecen a dar los resultados que todo el país está esperando.

*Abogado- Especialista en Planeación de la Participación y de Desarrollo Comunitario; en Derecho Constitucional y Normatividad Penal. Magíster en Gobierno.