Por: Luis Fernando Pérez Rojas

 Es paradójico ser predicadores de la paz y a la vez fomentadores de los factores de la desestabilización institucional.

Agitación, violencia, ira, odio y rencor, todas estas cosas son siempre, sin excepción, señales de debilidad.  Y especialmente cuando sus dirigentes y líderes sociales se dejan llevar en su discurso y dicen cosas que no deben decir, esto en verdad es señal de una espantosa debilidad mental, psíquica y vital.

Hay una gran debilidad en las relaciones sociales, una debilidad muy grande y es por esto que a la gente le da ira, se dejan llevar y dicen cosas que no se deberían decir.  Si uno no fuera débil, nunca sería violento.  Debilidad y violencia son dos cosas que van juntas y generan odio y rencor que afectan la convivencia institucional.  Aquel que es verdaderamente fuerte y equilibrado nunca es violento.  Esto es algo que uno siempre debería recordar.  La violencia es siempre señal de una debilidad en alguna parte de los diferentes estamentos institucionales.

Claro que uno ve a un hombre o mujer con poder enorme y cree que es muy fuerte golpeando a otro y a los otros con todo su poder y uno dice “!Él o ella es muy fuerte en el uso del poder!”.  Eso no es verdad.  Él o ella solo tienen un poder sin músculo de autoridad y a veces moralmente son muy débiles.  Entonces, pueden ser fuertes acá y débil allá.  Con frecuencia esto es lo que pasa.

Usted puede oír todos los insultos del mundo, las personas pueden decir todas las estupideces posibles; pero si usted no es débil, de pronto no sonreirá externamente, pues sonreír no es siempre de buen gusto, pero muy profundo dentro de usted está sonriendo, no lo deja pasar, no lo toca… Simplemente si su mente ha formado el hábito de estar calmada, tal como se recomienda en el manual de convivencia de la institución, y si tiene la percepción de la verdad dentro de usted, puede no escuchar absolutamente nada.  Esto no produce siquiera la apariencia de una vibración; todo permanece absolutamente inmóvil y calmado.  Y luego, si el adversario del que probablemente estamos hablando hace un rato está ahí observando la comedia, seguramente sonreirá.

Pero si usted siente las vibraciones que vienen de la otra persona que le arroja toda su violencia, su ira, su odio y su rencor, si usted siente eso… al principio lo hace… y luego de repente, hay una respuesta; y si después usted mismo comienza a enojarse, se desestabiliza y pierde el control emocional y racional puede estar seguro de que es tan débil como la persona que ha tenido el propósito de insultarlo, agredirlo o desestabilizarlo. 

En el caso de los directivos, gobernantes, empresarios y demás miembros de la Alta Dirección las bases de la institución exigen mucho y perdonan muy poco.  ¡Así de sencillo!

LUIS FERNANDO PÉREZ ROJAS                  Medellín, noviembre 6 de 2021