Las buenas personas y las buenas acciones pueden cambiar la suciedad hacia la paz, no importa cuán terrible sea el mal que nos hayan causado.

Por: LUIS FERNANDO PÉREZ ROJAS

Una educación basada en una cultura de paz necesita una enseñanza planificada y orientada por los valores superiores con los cuales se irá construyendo: tolerancia, convivencia, libertad, dignidad, equidad, justicia, solidaridad, reconciliación y paz.  La tolerancia y la convivencia demandan acciones responsables para crear las condiciones propicias para el ejercicio de los derechos humanos y la paz social.  Por tanto, educar para la tolerancia y la convivencia exige cultivar las actitudes de apertura, de interés positivo por las diferencias y un respeto por la diversidad, enseñando siempre a reconocer la injusticia y la violencia para poder superar las situaciones de conflicto y generar situaciones de reconciliación y de reconstrucción en la sociedad.

La educación que se imparte en la sociedad debe tener como pilar principal tratar de luchar contra la intolerancia, reconociéndole a los demás el derecho a que se respete su persona, identidad y dignidad humana.  En la enseñanza y aprendizaje debe identificarse y asumirse la responsabilidad para la sociedad en la que vive.  Los individuos deberán ser capaces de desarrollar aptitudes que faciliten la resolución de sus problemas, así mismo, asumir responsabilidades comunitarias, estableciendo equipos de trabajo institucionales en donde se analicen y afronten problemas comunes.  Esta es la meta que debe perseguirse en todas las organizaciones sociales cuyo referente es el ser humano: un entorno de cooperación entre directivos, coequiperos, fomentar la comunicación y hacerlos responsables de sus opiniones y propuestas para poder aplicarlas a mejorar el entorno social y organizacional en el que viven.

Es muy importante recordar que el concepto de tolerancia y convivencia siempre tomará una connotación dependiendo de la situación histórica del lugar donde se aplica, ya que el contexto histórico y la experiencia de intolerancia y violencia hacia sus individuos tiende a definir estos términos.

 ¿Cómo tolerar síntomas de intolerancia y violencia en las organizaciones sociales?

Es muy importante dar a conocer a los miembros de la comunidad de la organización social algunos rasgos que pueden sugerir actitudes intolerantes y violentas, con el fin de que pueda detectarlas en el contexto social y comenzar a trabajar en su erradicación.  La manera como una persona se muestra hacia el exterior permite reconocer sus acciones dentro de la sociedad u organización social a la que pertenece.  A continuación, me permito, con toda consideración y respeto, dar un listado de conductas tipificadas que permiten determinar rasgos intolerantes y ser generadores de violencia:

  • Acusación a víctimas: Culpar de acontecimientos traumáticos o problemas sociales a determinado grupo.
  • Burlas: Poner de relieve determinados comportamientos, atributos y características de personas para ridiculizarlas o insultarlas.
  • Destrucción: Practicar los malos tratos, el confinamiento, la expulsión fuera del área donde se radica, los ataques armados o los genocidios.
  • Discriminación: Privar de beneficios y excluir de actividades sociales a otro u otros fundándose principalmente en prejuicios.
  • Exclusión: Denegar la posibilidad de satisfacer necesidades básicas y/o de participar en la sociedad u organización social en determinadas actividades comunales.
  • Expulsión: negar el derecho a acceder a un grupo social, profesión, o a permanecer en un lugar en que haya actividades de grupo, particularmente cuando de ello depende la supervivencia.
  • Hostigamiento: Tener un comportamiento deliberado para intimidar y degradar a los demás, con la intención de excluirlos de la comunidad o de la organización social.
  • Intimidación: Valerse de una capacidad física superior o de pertenecer a una mayoría para humillar a otros o privarlos de sus bienes.
  • Manera de hablar: Denigrar y utilizar un lenguaje vulgar y despectivo, desvalorizar, degradar o deshumanizar a grupos culturales, raciales, religiosos, nacionales o sexuales.
  • Ostracismo: Comportarse como si el otro no estuviera presente o no existiera.  Negarse a hablar o a reconocer a los demás.
  • Prejuicios: Juzgar fundándose en generalizaciones y estereotipos negativos, no en hechos reales.
  • Profanación y degradación: Deteriorar símbolos o estructuras religiosas o culturales para desvalorizar y ridiculizar las creencias e identidades de aquellos para quienes esas estructuras y símbolos son significativos.
  • Represión: Impedir por la fuerza el disfrute por los derechos humanos.
  • Segregación: Imponer la separación de personas de distinta raza, credo, religión o sexo, generalmente en perjuicio de un grupo adverso a nuestras ideas, creencias, religión y sexo.
  • Tipificación mediante estereotipos: Hacer generalizaciones de los miembros de un grupo caracterizándolos en forma negativa como si todos fueran iguales.

LUIS FERNANDO PÉREZ ROJAS                                                     Medellín, octubre 10 de 2022