Por: Sergio Zuluaga Peña.

A los  Estados obesos y sobredimensionados les pasa lo que a las personas obesas, tienden a permanecer enfermos a sufrir de  diabetes, presión arterial alta, a sufrir ataques cardíacos, insuficiencia cardíaca y accidentes cerebro vasculares, además de problemas óseos y articulares, el mayor peso ejerce presión sobre los huesos y articulaciones, apnea del sueño y está asociado a algunos tipos de cáncer. Este es un símil muy apropiado para el Estado burocrático, pesado, obeso, paquidérmico que  hoy es Colombia.

Debemos sin lugar a dudas repensar el modo de funcionamiento y la estructura de nuestro Estado, con reformas constitucionales ágiles pero efectivas, que reduzcan la burocracia y  sanee sobre todo el principal de los órganos y funciones de la democracia, la legislativa. Es hora de someter a Colombia a ideas de funcionamiento nuevas,  en ese apartado específicamente, porque; si logramos reformar, sanear y fortalecer el poder legislativo del Estado, podemos reformar el resto de manera mucho más  ágil y efectiva.

Debemos reestructurar  el Congreso de la República, repensar su conformación, el  quiénes y el cómo sería lo más importante a reformar. Una sola cosa debe ser inamovible,    permanecer con un funcionamiento bicameral, es decir mantendríamos el Senado o Cámara Alta que llama y sustituiríamos la Cámara Baja o Cámara de Representantes; es decir,  para esa Cámara ya no se elegiría los 108 representaste que ordenan las diferentes normas constitucionales y legales, sino que se sustituirían por los presidentes y vicepresidentes de las Asambleas Departamentales del País.

Con esto aseguramos dos cosas fundamentales: La primera que de verdad haya una representación de las regiones en las discusiones y formación de la leyes de la Nación, y segundo, reducimos una burocracia inaudita del Congreso que está conformada no sólo por los 108 representantes sino por una pléyade inmensa de burocracia inútil.

Hagamos claridad a esta idea, en primer lugar no se elimina la figura de la Cámara de Representante, sólo su burocracia, esta Cámara se reuniría  una vez al mes o, extraordinariamente el tiempo que sea necesario para discusiones importantes de formación de leyes. Estaría formada por los Presidente y Vicepresidentes de la Dumas Departamentales, quienes para eso efectos se tornarían  en Representantes a la Cámara,  una vez terminan esa función constitucional retornarían a sus regiones  a seguir con sus funciones de Diputados. Esto exigiría que los Diputados serían elegidos para esas  funciones también.

En nada afectaría la democracia,  por el contrario la fortalecería, llevaría verdaderos dolientes de las regiones a la Capital, con el fin de discutir y aprobar leyes que si le favorezcan de verdad a la provincia y sus provincianos como despectivamente nos llaman en la Capital.

Seamos realistas pidamos lo imposible.

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