Por Iván de J. Guzmán López

Creo que muchos votaron por Petro, ilusionados con el brillo fatuo de las promesas en campaña, lanzadas a lo ancho y largo del país: entre la más esperanzadora e importante de ellas, el combate a la corrupción. A juicio de la realidad no se ha tocado. Está más viva que nunca y todos los días da de qué hablar. Ya sabemos que sin corrupción, no se necesitan reformas tributarias. Pero como ella continúa en todo el país, y los inmersos en la corrupción son gobernadores, alcaldes, miembros de gabinetes de todo orden, diputados concejales, alcaldes, entre algunos personajes que medran en el sector privado, entonces se le tiene que seguir metiendo la mano al bolsillo de los ciudadanos, mediante la llamada reforma tributaria. Este gobierno no se había posesionado, y ya estaba preparando la reforma tributaria de turno y el cabildeo no se hizo esperar, a pocas horas de sonar la trompeta de la posesión.
La corrupción goza de buena salud; está más viva que nunca, y parece que el combate frontal a esta pandemia, el peor de los males que sufre Colombia, no se dará ni allá, ni acullá y menos acá. Al menos, eso es lo que vemos, oímos y sentimos a diario.
Lo triste es que estas conductas no son ajenas a la prensa, y buena parte de nuestro gremio, se encuentra entregada “en cuerpo y alma” a personajes corruptos, oscuros; como mínimo, indiciados hasta el cuello, pero que –desgraciadamente-, encabezan el poder local en este y en varios departamentos.
A propósito, en una entrevista (divulgada ampliamente por redes sociales) a nuestro baluarte ético y profesional, Juan Gossaín, expresó, con evidente dolor:

-Cómo ve hoy al país, Juan, -pregunta Juan Roberto Vargas.
JG. –He oído a algunas personas, en distintos escenarios, responder esa pregunta con unos adjetivos que no me calan: “estoy furioso con lo que está pasando aquí, dicen unos, indignados”. ¡No! Lo que hay que estar es preocupados, para que la rabia no nos obnubile, no nos enceguezca, yo lo que estoy es muy preocupado porque, duele decirlo, uno como colombiano siente que se le arruga el alma al decirlo, pero hay que hablar con franqueza, no está quedando segmento de la sociedad que no esté implicado en la corrupción, en el desorden. Cuando no es la justicia, y cuando hablo de la justicia, no estoy hablando tanto del juez promiscuo municipal, sino de los altos magistrados, cuando no es la justicia son los ministros, cuando no son los senadores, los contratistas, los empresarios, y ya llegamos nosotros; los periodistas somos también responsables de lo que está pasando, y bastantes responsables.
JRV. -Uno pudiera hacer un diagnóstico para establecer de quien es la culpa ¿qué es lo primero que se le viene a la mente?

JG. –La culpa la tiene el ciudadano, porque sus dirigentes como culpables, lo han conducido a eso, de forma que ahí no hay manera de señalarnos, ahí tenemos que trabajar entre todos, luchar entre todos, empezando por el ciudadano: elija bien, escoja un buen alcalde, no siga votando por el que se robó hasta la plata de la hemofilia, la plata de la comida de los niños, vote bien, elija bien, toda reforma verdadera de una sociedad empieza por votar bien.

JRV. -Ahora que vienen elecciones locales…

JG. –Esas son las más importantes, esas son las cruciales, primero porque son las de las regioncitas de uno, donde se lucha todo, y segundo, porque además esos pequeños imperios que se van montando en las regiones, crean el imperio nacional grande; entonces, como tengo dieciocho concejales en mi departamento, me tienen que elegir senador, y se vuelve una cadena, eso no puede ser.

JRV. -Me acorde de un señor, Juan Carlos Martínez, un tipo oscuro, siniestro, que dijo, Juan, alguna vez…

JG. -¿Que decía que una alcaldía de un pueblo pequeño daba más plata que una tonelada de cargamento?

JG.-imagínese como puede usted votar por alguien que piense así”.

Apenas empieza el gobierno Petro, pero las incoherencias (que llevan a la corrupción), son horrorosas.

Todos vimos en televisión, los dos momentos en la vida de la vicepresidenta de Colombia, Francia Márquez, en sendas entrevistas:

Antes de las elecciones:

FM. –Me siento incómoda llegando con una camioneta blindada a los territorios de comunidades que no tienen agua potable, donde no tienen saneamiento básico, donde hay niños que no tienen el profesor en la escuela, y uno llegando con un carro blindado. Eso se siente incómodo, se siente incómodo para quienes hemos estado en ese lugar, eso incomoda, entonces este camino que estamos haciendo no es un camino por privilegios, es un camino por poner la dignidad en el centro, yo no deseo tener cosas materiales, sino que podamos andar tranquilos.

Después de las elecciones:

FM. –El fin de semana fui, y subí en helicóptero, y hoy me vine y Salí en helicóptero, y voy a seguir las veces que vaya, voy a ir en helicóptero, les guste a la elite colombiana o no, yo soy la vicepresidenta de este país, me eligieron los mismos 11millones y algo que eligieron al presidente, me eligieron a mí, de malas, lo siento y perdónenme los colombianos por decirlo así, pero demalas, soy la vicepresidenta de este país, y pueden llorar, pueden gritar, pueden hacer lo que quiera, me pueden ir a demandar si quieren.

La corrupción, con renovado aire, ¡parece enseñorearse con Colombia!

El que lo entendió, lo entendió”, dice filosóficamente, un personaje popular que se ve hasta en la sopa.

1 Comentario

  1. El Sr. Iván Guzmán afirma en tu artículo que “ya sabemos que sin corrupción, no se necesitan reformas tributarias.”

    La anterior afirmación es una forzosa generalización que trata de aplicársela exclusivamente al gobierno Petro, pero con la que termina, de paso, exponiendo como delincuentes a todos los gobiernos anteriores, incluso, del partido al que ha pertenecido (el conservador, si se entiende que tanto mandatos liberales, conservadores y prouribistas han llegado ha realizar varias reformas tributarias durante sus respectivos periodos de gobierno…

    Mi pregunta es, precisamente,¿cómo puede el Sr. Guzmán establecer que el gobierno de Petro es corrupto, cuando lo único que este articulista ha conocido durante toda su vida son gobiernos, anteriores al del actual mandatario, proponiendo y haciendo aprobar reformas tributarias?

    ¿Es, necesariamente, corrupto un gobierno como el de Petro por proponer y buscar aprobar una reforma tributaria para tratar de zanjar las enormes asimetrías sociales que han dejado los gobiernos anteriores que realizaron reformas tributarias para privilegiar, con gastos descontables y exenciones, a los más poderosos de Colombia, mientras al ciudadano trabajador y consumidor común le recargan de impuestos hasta los bienes y servicios que requiere para poder desarrollarse socialmente?

    Me gustaría que el Sr. Guzmán nos mostrara un solo gobierno anterior que no haya propuesto y hecho aprobar una reforma tributaria recurriendo, incluso, a la burocracia y otras prebendas para contar con mayorías en el Congreso. ¡Es que sin mayorías no se puede aprobar una reforma tributaria o cualquier otra y no hay gobierno que, por sí solo, pueda contar con las mismas!

    ¿Quién le dijo al Sr. Guzmán que las reforma tributarias las proponen los gobiernos porque son necesariamente corruptos?

    Es pertinente aclarar, que el gobierno Petro ha venido cumpliendo con el programa que inscribió en la Registraduría y hasta el momento no se ha visto que incurra en un acto de corrupción como los que sí se han presentado en los gobiernos de Duque, Álvaro Uribe, Ernesto Samper, entre otros. Por el contrario, Petro los ha denunciado y ha llegado, a modo de ejemplo, a solicitar que se investigue qué pasó con los millones de dólares en bienes incautados por la mafia de la Sociedad de Activos Especiales (SAE) que fueron saqueados durante gobiernos anteriores e, incluso, ha pedido a la Fiscalía investigue a miembros de su propia familia asunto este que no hizo Duque con su madre implicada en los asuntos de la mencionada SAE o el expresidente Uribe con su hermano investigado por paramilitarismo o sus hijos en presunto tráfico de influencias para hacerse a bienes del Estado… ¡Hace poco al mismo Uribe Vélez le tocó devolver un baldío de propiedad del Estado, el cual tenía entre sus bienes!

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