POR: LUIS ALFONSO PÉREZ PUERTA

Prefiero ser catalogado como un buscador de lo místico, pues me encuentro en el umbral del círculo sagrado: la Fe, que me impulsa a ascender por el sendero del equilibrio. Es una línea delgada y vertical que debe ser recorrida con cautela para no tropezar. Este camino está plagado de espinas y trampas ocultas, lo que lo hace tentador retirarse o desviarse hacia la izquierda o derecha. Es más sencillo seguir la corriente popular: la cultura del consumo, las voces de la farándula y las redes sociales, así como adoptar las últimas modas, ritmos y tendencias del momento para no sentirnos fuera de lugar.

Hoy en día, la religión parece estar pasada de moda, relegada a aquellos que son tildados de machistas, ortodoxos o racistas por asistir a templos. En contraposición, se exalta a los pensadores libres, los defensores de la equidad de género y los jóvenes liberales que muestran respeto hacia las mujeres mediante gestos románticos en las redes sociales. Para muchos, Dios ya no habita en los templos, sino que se encuentra en cualquier lugar, y la religión tradicional ha sido reemplazada por una nueva: el culto al sexo, las drogas y la vida virtual, respaldado por la adoración a la Inteligencia Artificial.

En el ámbito político, aquellos que se proclaman apolíticos son despreciados, considerados tibios e incapaces de mantenerse neutrales en un escenario donde la polarización y el conflicto son favorecidos. Las discotecas, estadios y centros comerciales se erigen como los nuevos lugares de congregación, y el lema “hacer el amor y no la guerra” parece prevalecer, incluso cuando las confrontaciones persisten. Los políticos también adoptan las redes sociales para comunicar sus ideas en un lenguaje más informal, dirigido a la generación “hiper mega play”, mientras que los más tradicionales quedan relegados al olvido.

En esta nueva era donde todo parece posible y no existen dimensiones desconocidas, los buscadores de lo místico como yo nos sentimos fuera de lugar. Sin embargo, seguimos en nuestra búsqueda del verdadero significado, pues creemos que hay algo más allá de lo superficial y lo mundano. Nos llaman místicos por defender nuestros principios y por elegir la soledad en medio de la multitud. Nos ridiculizan por nuestra búsqueda espiritual, que para algunos parece carente de utilidad práctica, así como por nuestros deseos de asexualidad y neutralidad, que son considerados ignorantes por aquellos que no comprenden nuestra perspectiva.

A pesar de todo, persisto en mi camino, consciente de que la verdad es esquiva y de que la mortalidad es inevitable. Reconozco que somos más que meros cuerpos físicos y que nuestra verdadera esencia anhela la libertad de trascender las limitaciones del espacio y el tiempo. Me llaman místico, y aunque pueda parecer perdido para algunos, sé que mi búsqueda forma parte de mi proceso existencial hacia una comprensión más profunda de la realidad.

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Luis Alfonso Pérez Puerta.

Comunicador Social Periodista, actor y escritor.

Chigorodó, Antioquia, diciembre 1 de 1961.

Residencia: Belén, Medellín, Antioquia, Colombia.

1 Comentario

  1. ANHELO
    Nuestra alma clama por la esencia en otra alma tejida por quien escribe nuestro acontecer

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