Sin respeto y sin prudencia no podemos construir ni ejercitar unas sanas relaciones interpersonales y, menos aún ninguna otra virtud con coherencia.  No podemos ser cautos, prudentes, sinceros, compasivos, generosos, ni honestos sino guardamos un profundo respeto por el otro y por los otros, en la forma de expresar lo que sentimos.

POR: LUIS FERNANDO PÉREZ ROJAS

Cualquier necio puede criticar, condenar, calumniar y protestar… Y casi todos lo hacen sin escrúpulo alguno, en el escenario de la política en especial.  Nuestros padres y maestros no enseñaron que se debía tratar a todo mundo con respeto, pero sobre todo a aquellas personas con quienes tenemos profundas diferencias en la forma de pensar, de sentir y de actuar.  La dignidad personal de todo individuo es inviolable.  El político, empresario, dirigente, ejecutivo y profesional que rompe a menudo esta norma con sus interlocutores acabará autodestruyéndose, pero probablemente lo haremos nosotros primero. 

Al humillar o lastimar al otro, en presencia de terceras personas, el calumniar, injuriar y blasfemar constituye una profunda violación a la dignidad humana.  Respetar a la gente y de manera especial a los adversarios, ha resultado ser una buena estrategia para construir la sana convivencia en época electoral.  Los comentarios destructivos adoptan muy diferentes formas.  Culpar a otros, el cotillo, la mala crítica, el sarcasmo, el humor inoportuno ridiculizando al otro o los otros y las actitudes de “nosotros contra ellos”.

Estos comentarios pueden apoderarse de una organización política, empresarial, educativa, social, cultural, entre otros, y dar lugar a una cultura de violencia, cinismo y egoísmo.  Y en estos tiempos de tanta incertidumbre y desesperanza, de jornadas electorales y de violencia, los comentarios destructivos, precedidos de la mala fe, abundan.  Los adversarios y contradictores se quejan incesantemente en chats de internet y acuden en masa a páginas Web que ofrecen servicios a empleados, políticos, dirigentes, candidatos a elección popular descontentos e indignados para incendiar la democracia y la armonía social.

Un liderazgo-inspirador que construya y mantenga su credibilidad ante el pueblo exige una comunicación transparente que muestre el máximo respeto por las personas sin importar creencia, status social, partidos políticos, raza, etc.  El lenguaje que divide o destruye puede minar el fundamento mismo de la transparencia en las personas que aspiran a la gobernabilidad por voluntad del pueblo: mejorar las relaciones, incrementar la confianza y fortalecer la credibilidad.  Y los líderes sociales y políticos que evitan los comentarios destructivos tienen muchas probabilidades de reforzar la moral, la ética, el respeto por la diferencia y el trabajo en equipo; facilitar una comunicación asertiva fluida, reducir el movimiento de personal en las instituciones oficiales y privadas y el absentismo y mejorar la productividad hacia una rentabilidad social, económica y financiera, en el buen manejo de la democracia.

El lenguaje que divide es un cáncer social; un comentario destructivo no añade ningún valor ni ayuda a nadie a lograr sus metas señaladas, por el contrario, incrementa el irrespeto y la violencia.  No solemos pensar en la importancia de este tipo de comentarios, y a menudo se nos escapan.  Su efecto negativo es muy sutil y puede pasar desapercibido a quien lo hace.  Unos son claramente dañinos, otros van envueltos en matices y otros nos hacen perder la paciencia y aumentar la agresividad.  Pero la realidad es que la mayoría destruye la confianza y debilita la credibilidad.

Pregunto: ¿Tienen cuidado nuestros líderes políticos y ejecutivos con lo que dicen y cómo lo dicen?  No el suficiente.  En evaluaciones de desarrollo organizacional, un 88% de líderes sociales admitía que podían poner más empeño en evitar los comentarios destructivos, y un 83% de sus orientadores o superiores inmediatos coincidían en ello.  Los comentarios destructivos suenan como estos:

  • Jaime tiene un buen corazón, pero el don de gentes no es lo suyo.
  • ¿Que si quiero ir a la reunión del equipo de Juan? ¡Claro! Me encantan las exhibiciones de incompetencia.
  • ¿Recuerdas cuando decíamos que no podía haber nada peor que Patricia? Pues tendrás que ver a nuestro nuevo jefe.
  • Por su puesto. Pedro es la inteligencia en persona y su ego no deja que se nos olvide.

Estos comentarios no son beneficiosos para nadie.  A veces pueden ser un intento de llamar la atención sobre un problema o conflicto subyacente que hay que resolver.  Por ejemplo, puede que Juan tenga un problema de rendimiento, o que la actitud de sabelotodo de Pedro esté afectando negativamente a los miembros de su equipo.  Pero hay formas más eficaces de buscar soluciones.

Dado que frecuentemente los comentarios destructivos son graciosos, a veces, y se hacen sin pensar, evitarlos exige disciplina y autocontrol.  Por ello, debe pensar antes de hablar y cerciorase de que sus comentarios sobre terceros tienen algún tipo de valor o al menos son neutrales.

¡Ser proactivo en la política y en la empresa es una virtud para mantener la paz institucional y social!. 

LUIS FERNANDO PÉREZ ROJAS                                    Medellín, julio 14 de 2023