Por: Balmore González Mira

Con un crecimiento económico al 3.2%, muy por encima del decaído promedio latinoamericano que apenas sí alcanza el 0.1% y con un incremento salarial del 6.0 % que mejora sustancialmente las condiciones de los trabajadores en el país, podemos asegurar que el Presidente Duque está cumpliendo la palabra en materia de aumentar la capacidad de adquisición de los asalariados y de hacer que nuestra economía crezca permanentemente. Sin embargo es uno de los más de 100 puntos de los promotores del llamado paro nacional que no tiene ninguna justificación y que quieren desconocer que en las últimas tres décadas es el mejor momento para los asalariados.

Este buen escenario ha de favorecer a los nuevos gobernantes que deben aprovechar la bonanza que hoy el país vive, con buenos precios del café, buenísimas expectativas en regalías y unas tasas de crédito estables que ayudarán a que los municipios y departamentos puedan hacer inversiones que mejoren las condiciones de los habitantes más desfavorecidos y así poder ir solucionando las necesidades básicas insatisfechas (NBI), una de las mayores preocupaciones con que debe arrancar un buen gobernante. La responsabilidad es mayúscula con los municipios con índices de pobreza superior; la gestión, la gobernabilidad y la gobernanza, sumados a la conciliación y buena determinación en la aplicación del presupuesto, serán

desde este enero la tabla de salvación, que sumada a cuando entre en vigencia la nueva reforma tributaria y la llamada contribución o sobretasa que paga el sistema financiero en el país que tendrá una destinación en un punto de lo recaudado para la construcción de vía terciarias, que se calcula será de 2 billones de pesos en los próximos tres años, cómo una de las novedades para la gestión de los buenos mandatarios que podrán ver crecer las inversiones en sus territorios si presentan a tiempo los proyectos ante las entidades competentes.

Alcaldes y Gobernadores deben alinearse rápidamente en la construcción de sus planes de desarrollo para que vayan en consonancia con el del gobierno nacional y así aprovechar los 30 meses que faltan del actual mandato presidencial que por demás viene mirando a las regiones con mayor prioridad para ejecutar sus políticas públicas.

Condiciones adversas han encontrado otros funcionarios en épocas anteriores y han logrado sacar adelante a sus comunidades, con planeación, planificación y buena gestión, pues el escenario económico y financiero del país es propicio para que los que ahora comienzan se luzcan y logren cumplirle a sus coterráneos que esperan demasiado de ellos y que a través de los mecanismos de control y vigilancia ciudadana pueden hacer seguimiento a las ejecutorias de los recién posesionados.  Eso sí, sin exagerar en las redes, donde se están publicando de manera malintencionada calificativos en contra de los mandatarios, solo por una pasión que lleva al desconocimiento de sus buenas obras, cómo sucede hoy con el Presidente de la República.

Colombia, Antioquia y todos nuestros municipios requieren de sus gobernantes toda la concentración para lograr cumplir sus programas de gobierno con eficiencia y eficacia y no llevar nuevamente a los administrados a escenarios de frustración como ha venido sucediendo históricamente en muchas latitudes de la patria.