Es hora que nuestro pueblo tome la decisión en las urnas de elegir un líder que nos oriente en la construcción de una mejor nación con la vigorosa energía del deseo y la formidable fortaleza de la imaginación.

Por: Sergio Zuluaga Peña.

Ante la desoladora realidad a las mujeres y hombres jóvenes les queda aún su capacidad de soñar, y en esa medida aspiran a que sus vidas se parezcan a sus sueños porque, por lo general, la gente sueña en grande.

El pesado legado autoritario institucional y la mala cultura política, agravada por errores políticos masivos, más la pésima transición a la pos-pandemia dan lugar a continuos  levantamientos populares  y pueden conducir  a un mal peor, un populismo nacionalista, que se viene gestando.

Los levantamientos también están avivados por el sentimiento  de que a la legitimidad popular, los derechos les han sido violentados por los gobernantes que desesperados se tornan autoritarios.

La bonanza de las llamadas locomotoras  minera y petrolera ha sido un dinero  fácil que ha protegido  el empleo improductivo del sector público, dejando un legado de desempleo juvenil, tasas de participación laboral bajas, especialmente de las mujeres, y una gran dependencia del sector informal,  que dejó incapacitado al Estado para  responder a las exigencias del pueblo; corregir estas deficiencias, solo se podrá con  la imaginación en el poder.

En las condiciones de agitación política, debemos prepararnos para ajustes inesperados, por ello necesitamos una reflexión  seria de las decisiones que vamos a tomar en las urnas próximamente, quizá nos guíe otra frase de mayo del 68 “SEAMOS REALISTAS; PIDAMOS LO IMPOSIBLE”, los invito a que  frente a las elecciones que se aproximan  PENSEMOS EN GRANDE.

Feliz noche

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