Redefinir una nueva mirada de nuestros gobernantes, de una manera desprevenida nos conduce a fortalecer su perfil como inspiradores del poder transformador de la comunidad a su cargo.

POR: LUIS FERNANDO PÉREZ ROJAS

Si bien en los medios se ha escrito mucho sobre “reinventar la administración pública en nuestros pueblos”, no se ha escrito lo suficiente sobre la necesidad de redefinir el perfil de nuestros próximos gobernantes y líderes inspiradores de la sociedad.  Una mirada no se dará sin la otra.  Les invito a que reflexionemos y exploremos algunas formas que pueden ser apropiadas para que los nuevos mandatarios del orden departamental y municipal revisen elementos de su estilo, sus prioridades, sus carencias y sus hábitos, haciendo que ellos respondan con sinceridad las siguientes preguntas:

  1. ¿Estoy dando suficiente atención a aspectos subjetivos y partidistas al tomar mis decisiones frente a mi próximo gabinete, incluyendo los valores, la cultura y el estilo que pretendo darle a mi gobernabilidad y gobernanza?
  2. ¿Estoy haciendo todo lo que puedo para lograr lo mejor de mi equipo de gobierno, valorando y respetando sus diferencias y motivándolos e inspirándolos para servirle con responsabilidad, compromiso, idoneidad, transparencia y seriedad al pueblo?
  3. ¿Soy un gobernante-líder para el desarrollo humano que forma a sus coequiperos sobre una base progresiva, axiológica, profesional, desarrollista y empática para afrontar las necesidades básicas planteadas en el Plan de Desarrollo Departamental o Municipal?
  4. ¿Es sana mi actitud hacia el cambio transformador? ¿veo el cambio como una oportunidad, no como una amenaza? ¿soy un maestro efectivo del cambio Kaizen para darle un poder transformador a la comunidad con mi gestión en calidad de servidor público?
  5. ¿Dirían los ciudadanos y ciudadanas que soy un referente significativo de integridad y congruencia, practicando lo que predico con la palabra y lo hago realidad con los hechos, y que por ello soy digno de emular en los valores y principios que proclamo?
  6. ¿Qué otras dimensiones del cambio Kaizen debiera agregar a mi gestión para hacer que mi mandato sea creíble y pertinente? ¿cómo equilibro mi énfasis en los resultados que pretendo lograr versus la gente a quién la considero la razón de ser de mi mandato? ¿mi compromiso con la gobernabilidad versus mi vida personal y profesional? ¿cómo puedo mejorar mi asertividad en las relaciones humanas y sociales con mis coequiperos y con la comunidad en general? ¿cómo puedo mejorar mis destrezas para respetar la dignidad humana, sin atropellos, que dignifiquen mi condición de gobernante?
  7. ¿Soy realmente el gobernante que el pueblo esperaba, para dar soluciones reales y efectivas a sus necesidades y expectativas, para salir a flote de las adversidades que padecen? ¿cómo puedo hacer la diferencia en mi pueblo, en mi gobernabilidad y gobernanza, en mi comunidad diversa, en mi familia y en el departamento o municipio para servirle con honestidad a mi país.

En la redefinición de liderazgo-inspirador de nuestros próximos gobernantes, creo que el mandatario ideal para el próximo período 2024-2027, será aquel o aquella que cree un ambiente que estimule a todos los miembros de la administración a desplegar sus capacidades y a alcanzar una visión compartida con el pueblo, que dé a las personas confianza para llegar a dialogar o a debatir, con un profundo respeto por la diferencia y por la dignidad humana como nunca antes, para llegar más lejos y más rápido a la solución de problemas, y que determine las condiciones para que sus empleados y trabajadores de campo sean más productivos, y para que sientan que tienen un dominio de su propia vida pública como jamás soñaron que fuera posible en el gran desafío de servirle a la comunidad.

Finalmente, como el liderazgo del servidor público es el circulante en este siglo XXI, ¿qué se requiere ahora con nuestros mandatarios?  Si bien muchos gobernantes-lideres, reconocen que algunas de las cualidades del liderazgo son intemporales, también señalan que vivimos en una era completamente nueva, que pone a prueba nuestros viejos marcos de referencia, nuestras suposiciones y creencias.  En efecto, hoy, es necesario redefinir el perfil del gobernante para el próximo período.  Así como nuestras organizaciones oficiales y privadas han requerido una transformación drástica, la faz del gobernante del siglo XXI también debe cambiar.

Urge entonces, la construcción de una sana cultura organizacional, centrarse en la calidad y en servicios superiores, sin atropellar la dignidad del pueblo, sin acoso laboral o sexual a sus coequiperos, sin trapisondas, zancadillas y codazos para quienes no son de la línea de sus intereses políticos, económicos, partidistas o grupistas.  Para gobernar un pueblo se requiere de nuevos comportamientos y habrá que romper con todos los hábitos que lastiman la sensibilidad humana de los gobernados.

¡Jurar en vano, al tomar posesión del cargo, es la mayor tragedia y deshonesta actitud de un gobernante frente al pueblo!

LUIS FERNANDO PÉREZ ROJAS                            Medellín, diciembre 8 de 2023