Félix Alfázar González Mira

Escuchando una conferencia del profesor Luis Guillermo Vélez Alvarez sobre el programa económico del autodenominado “pacto histórico,” lo calificaba de ” criminal” al señalar que sus propuestas acabarían con lo construido por los colombianos en tantas décadas de historia republicana.

Empezando porque el principio, a luz del marxismo, hay que destruir la economía de mercado para instalar la economía de los derechos que se aplica en Cuba y Venezuela.

“La EPM (economía política marxista) tiene el objetivo explícito de cambiar el estado actual de la organización económica y social, sobre la base de una perspectiva emancipadora para establecer una sociedad más justa que supere el capitalismo”.

Las propuestas escuchadas sobre la emisión de dinero por parte del banco de la República, volver recursos públicos los fondos pensionales para el gasto desbordado, cerrar la economía para, presuntamente proteger la producción nacional, que desemboca en alza en la inflación de alimentos y demás, expropiar tierras productivas para dar al campesino, que terminan finalmente en un rancho de zinc con una mata de plátano y un árbol de yuca plantados al lado de la misma. Experiencias hemos visto. Regresar el servicio de salud al antiguo sistema del seguro social con su estatización que es probadamente desastroso, ante resultados probados por la pandemia que la ley 100 permitió manejarla con éxito y atención total a los colombianos; cuando en otros países colapsó y quebró las estructuras institucionales de salud con mayores costos económicos y en vidas para sus habitantes .

Todo lo anterior y más propuestas de ese tenor aguantan el calificativo que el profesor le asigna.

Las políticas adormecedoras de la iniciativa privada, soportadas en subsidios crecientes, nos llevan al desastre azucarero de Cuba. De ser el primer exportador del producto en el mundo, escasamente lo tiene para su consumo interno y el desolador panorama visible en su territorio de ingenios en ruinas que muestran que antaño fueron impetuosos generadores de riqueza, empleo y bienestar para sus gentes hoy en la pobreza. Algo similar sucede con el petróleo, que de producir 3.5 millones de barriles al día hoy Venezuela, con sus refinerías en ruinas, escasamente llega a los 400 mil y sus hijos deambulando por todos los semáforos de las ciudades de América y sus mujeres en el ejercicio de la prostitución. Otro espejo, si se quiere, de ser la gran exportadora mundial de granos y carne, Argentina se ha convertido en un referente de empobrecimiento de quién fuera el país más rico del mundo a principios del siglo XX.

Denominador común: aplicación de las malas políticas públicas que está proponiendo el ” pacto histórico” para el cambio en Colombia.

Aunque esta escuela también ha sido relevante para otras crisis que están vinculadas al sistema económico y parecen converger con él, por ejemplo, la crisis medioambiental. Además, las nuevas formas de protestas y movimientos sociales, así como la intensificación de los conflictos sociales en tiempos de crisis, también han creado una necesidad y un reto para el análisis académico radical.

La primera decisión, de tomarse el poder, es suspender la exploración de petróleo y todo lo atinente a la economía extractiva para contribuir a la sostenibilidad ambiental y atacar el calentamiento global. Colombia contribuye con el 0.28% a este fenómeno universal. Ello ocasionaría una crisis fiscal y cambiaria monumental que nos conduciría a catástrofes superiores que necesariamente nos conducen a la pobreza y miseria. Y eso lo sabe Luis Ignacio Lula en El Brasil al señalar que son inaplicables este tipo de propuestas en una economía globalizada.

Estás líneas buscan contribuir al debate sobre los programas de los candidatos pero en el convencimiento que las propuestas de Gustavo Petro, inspiradas en la doctrina marxista, no solamente merecen el calificativo de “criminales “del profesor Vélez Alvarez sino también

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