Por: Balmore González Mira
No acostumbro mucho hacer segundas partes de un escrito de opinión, pero con este tema me han pedido muchos lectores hablar de otros ruidos que se me quedaron por fuera en la columna anterior, por ello colocaré algunos comentarios de ellos para ilustrar más esta problemática que es común a muchos o a casi todos los ciudadanos en todas las latitudes de nuestro país. Comienzo a hacerlo de manera literal y fiel a como me llegó:
“Totalmente de acuerdo, que le parece la situación en las vías de la ciudad. Los vendedores ambulantes, con carretas y su perifoneo, en pleno espacio público. El ruido es asqueroso. Tomatesssss, Mangosssss, Aguacatessss, Mandarinassss, Bananosssss y todo lo que resulte!!!”. Dice uno.
“El ruido nos da muy duro en las que antes eran las fincas de descanso, completamente de acuerdo” me dice otro amable lector.
Uno más,
“Después de mucha lucha algunos ciudadanos hicieron cerrar unos establecimientos públicos en la 33…si hay unas normas con respecto a los niveles de ruido… porqué es tan difícil su aplicación???
Eso le corresponde al Código de policía o a la Secretaría de gobierno???”. Debo decir con toda contundencia que es un tema policivo administrativo y no de la autoridad Ambiental que aporta con su competencia en la medición del ruido y con ello también le respondo a este y al siguiente comentario de otro lector. Adicionalmente en los condominios, urbanizaciones y parcelaciones el tema es de los consejos de administración quienes aplican los reglamentos de propiedad horizontal y finalmente deben y pueden acudir a la autoridad de policía.
Un comentario adicional, “En nuestro municipio la problemática es grande y la solución muy poca, las autoridades se tiran la pelota.
Lo triste es que crece cada día más”
Uno final: “Ayyyyy ese HP ruido muchos lo sufrimos y padecemos, escribí al señor Alcalde, pero totalmente sordo, comprobado, pues vive a dos cuadras del parque, donde el ruido, casi diario, nos tiene enfermos a muchos vecinos, mínimo no podemos dormir lo suficiente. Sin las problemáticas asociadas a estos establecimientos de ruido…”.
No dejo por fuera a muchos que escribieron sobre las Chivas a media noche con música a todo volumen por las vías y barrios residenciales, los carros de la basura en las madrugadas y muchas otras perlas.
En los hoteles ni se diga, un empresario me contó que quiso hacer un hotel para el sano descanso, cerrar restaurante a las 9 p.m. apagar música a las 10 de la noche, la cual era suave y con buenos sonidos y no con ruido, y dejar iluminación solo con lo necesario para que la gente pudiera dormir y descansar plácidamente. Fue un total éxito hasta que al lado montaron una cantina con ruido de volumen exagerado.
Dejo ahí amables lectores esta reflexión, de cómo esta pandemia silenciosa del ruido, producida por seres humanos maleducados, ya es un tema de salud pública.
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