Por:     IVÁN   ECHEVERRI  VALENCIA

El coronavirus COVID-19, se tomó al mundo  y es el tema obligado y  el más trillado por todos los medios de comunicación, no hay lugar por pequeño y apartado del planeta que no se hable de este virus que se ha convertido en un enemigo de la humanidad.

Hoy todos somos expertos en virus, ya lo diagnosticamos y lo peor de todo, damos recomendaciones y hasta recetamos bebedizos, baños y unturas que rayan con la estupidez. Las redes sociales no se han quedado atrás, inundándonos de toda clase de opiniones y noticias unas veces falsas que solo pretenden hacer daño y generar pánico, otras serias y hasta  de buen humor, haciéndonos más amable en este forzado encierro. No faltan los apuntes ponzoñosos de inescrupulosos politiqueros que pretenden sacar ventaja en medio de la tragedia.

Los primeros días cuando se dio a conocer el virus y sus consecuencias catastróficas en la China, nadie le pasó por la mente  que en tiempo record se expandiría por todos los demás continentes, involucrando aproximadamente a 180 países y, resultando contagiados, al día de hoy, unas 272.000 personas y más de 11.000 muertos.

China, Corea del Sur, España, Estados Unidos, Italia, Irán entre otros, han resultado seriamente afectados, sufren y lloran a sus víctimas.  Colombia, no ha sido ajeno, en escasas dos semanas, se han infectados, según cifras oficiales, unas 158 personas y un fallecido en la ciudad de Cartagena.

Esto es un problema que nos incumbe a todos, todos debemos ser responsables de nuestro autocuidado, el de la familia, en el trabajo y en el estudio. Es la hora de asimilar la gravedad de la pandemia, que requiere de nuestra solidaridad, de la  comprensión, del acatamiento y el respeto por  las medidas que se adopten para combatir tan peligroso virus.

Este es un virus que de no contenerse rápidamente se convertiría en una catástrofe de salubridad pública, inimaginable, que podría superar la capacidad instalada de la red hospitalaria con consecuencias muy nefastas en muertos.

El problema en que estamos inmiscuidos no es de poca monta y se necesita un gran liderazgo y coordinación de todos nuestros mandatarios comenzando por el Presidente Duque, quien debe imponer el paso y no chupando rueda a las decisiones de Gobernadores y Alcaldes, que de buena fe, actúan presintiendo que una gran  avalancha se les viene encima.

A todo gobierno le corresponde antes de tomar decisiones sopesar los pro y los contras que estas pueden acarrear, pero a la vez, no se puede pecar por omisión o en lentitud por ser demasiados calculadores. La pandemia no da espera y también es un error poner en una misma balanza la economía y la vida. El valor de la vida es sagrado ni equiparable con nada, su defensa no puede estar sujeta a ninguna duda.

Las organizaciones científicas, el cuerpo médico y demás organizaciones de la salud, las universidades, expresidentes de la república, congresistas, gremios, organizaciones sociales y el clamor popular le venían reclamando al Presidente Duque, de que no demorara más la decisión de confinamiento de los colombianos, previendo que este fuera tardes  y nos viéramos repitiendo la triste historia que hoy tiene sumidos en la desolación a naciones como Italia y España.  

Muy remolcado, este viernes en las horas de la noche, el Presidente  de la República, adoptó la esperada medida del aislamiento preventivo obligatorio a partir del martes 24 de marzo a las 23: 59 horas hasta el 13 de abril, término en el cual se espera controlar el avance tan rápido de los contagios, de lo contrario, daría lugar que los servicios de salud colapsaran,  Dios no lo quiera, porque sería el acabose.

Ahora la tarea es el de cuidarnos, el de ayudarnos mutuamente, el de ser solidarios, olvidando el egoísmo y acompañarnos en semejante crisis. El mundo y nuestro país no serán lo mismo después coronavirus.

Seamos solidarios con los que sufrirán con semejante crisis, nunca advertida y preparada para asumirla. Somos una raza que no nos  arredramos ante las adversidades sino que las convertimos en oportunidades para ser mejores.

Es la hora de la unidad, de acompañar al gobierno, de rodearlo y de brindarle el apoyo incondicional, con toda la generosidad, porque el mal camino hay que recorrerlo, ya y rapidito. Es el tiempo de remar coordinadamente para un mismo lado, tendremos que hacer seguramente muchos sacrificios, pero vale la pena, porque salir del mal momento está solamente en nuestras manos.

Como hijos de esta patria multicolor y alegre, de la cual nos sentimos inmensamente orgullosos, vamos a luchar con todo el corazón, para levantarla y llevarla  a buen puerto, donde con toda seguridad saldremos vencedores.     

Colombia, tierra querida, tierra de nuestros abuelos, padres e hijos, hoy más que nunca te queremos y te llevamos en lo más profundo de nuestro corazón, estamos dispuestos a dar lo mejor de cada uno,  para que nuevamente brilles con todo tu esplendor.