Jaime Humberto Ramírez Cadavid

 Se utiliza la concepción del poder para entender las instituciones sociales que dirigen y regulan la vida de los sujetos (individuos) y de la población a través de determinadas normas.

De esta manera los individuos somos productos de la normalización Institucional, ya que a lo largo de nuestra vida nos moldean múltiples directrices y situaciones que se dan en la familia, la escuela, la iglesia, la empresa, el estado y la sociedad. Cada una de estas instituciones moldea nuestros comportamientos, acciones, gestos, deseos, hábitos e incluso nuestros cuerpos. Todo esto lo realizan a través de las normas y estándares del orden social, que tenemos que interiorizar como un efecto dominó, para formar parte de una sociedad incluyente por el cumplimiento de ciertos paradigmas o excluyente por la ausencia de parámetros radicales en algunos sectores de la sociedad.  Estas convenciones nos regulan, controlan y clasifican como seres de una sociedad cada vez más degradada.

Para entender la realidad actual frente al referente antropológico de la cultura y la sociedad humana, debemos tener en cuenta el relativismo cultural, es decir, cada cultura tiene su propia lógica y no es posible compararlas o evaluarlas con términos universales, este enfoque es fundamental para la comprensión y el respeto por la diversidad y la pluralidad, en conclusión la raza no determina la inteligencia o la capacidad cultural de una persona dado el referente de la antropología física y social. Cada cultura debe comprenderse en el término que su propia lógica y sistema de valores, es el mundo global.

Entonces, ¿Qué está pasando con nuestra sociedad?  Cada día reclamando más derechos para vivir de manera libre, pero en realidad, estamos en  la búsqueda constante de terminar de la faz de la tierra todo vestigio de existencia, con la creencia que sobreviviremos sin ella o por amor, amor que  se predica, pero no se practica, destruyendo todo lo natural, destruyendo al hermano, al amigo, al vecino y a todo ecosistema;  hablan de moralidad y valores, aunque  arrogantemente engañan y estafan, de quien se cree superior a los demás, se sigue encubriendo la violencia y la infelicidad de otros, con sus juicios pro vida, pro valores, de doble moral. Aniquilando la armonía natural del amor, como se denomina a diario: “la invasión de los necios”. Realidades que hablan, que expresan la decadencia en la que está la sociedad, por mencionar otra, las manifestaciones y conductas violentas de salvajes que dañan una fiesta futbolística.  Sí, a veces es la radiografía de una ciudad  o población, cómo esos referentes influyen en el poco carácter, en la incapacidad de sentir y en la violación de todo derecho o valor. Realmente, está clase de individuos se ha convertido en un peligro para la existencia del planeta.

En pleno siglo XXI cuando la esclavitud está prohibida y los derechos humanos sirven como guía  para regir la ética, se sigue torturando, secuestrando, oprimiendo, asesinando; se sigue promoviendo  pensamientos y comportamientos racistas, clasistas, aporofóbicos,  homofóbicos, xenofóbicos, en fin, una herencia social histórica, cargada de ignorancia y de violencia que enceguece, que perturba, que aniquila. La más inmensa estupidez, es despreciar  o agredir al otro por sus gustos, por su condición social o económica, por su color de piel.

Para Jean Paul Sartre, cada hombre es lo que hace con lo que con lo que hicieron de él,  y no se equivocó en pronunciarlo, somos responsables de la influencia en el otro, ya sea en lo positivo o en lo negativo.

Termino con unas palabras del poeta Leopold  Senghord:

Querido hermano blanco cuando yo nací era negro cuando crecí era negro cuando me da el sol soy negro cuando estoy enfermo soy negro cuando mueras el de negro Mientras tanto cuando naciste eras rosado cuando creciste fuiste blanco cuando te da el sol eres rojo cuando sientes frío eres azul cuando sientes miedo eres verde cuando estás enfermo eres amarillo cuando mueras será gris. ¿Entonces cuál de nosotros dos, es un hombre de color?”

Jaime Humberto Ramírez Cadavid

Esp. Ciencias Sociales, Políticas y Económicas

Asesor pedagógico y de calidad educativa.