Por: Luis Alfonso Pérez Puerta

En un día como todo, nadie sabe qué pasará al día siguiente porque la ignorancia es tan completa que se acabaron los días del arcoíris, la ciudad de la eterna primavera ya solo es una utopía, los ríos se convirtieron en alcantarillados visibles, el espíritu de la navidad solo es una ilusión y la fe es una silaba de dos letras y hasta Dios se escribe con minúscula inicial. El mundo está al revés.

Cualquiera es doctor y hasta se le dice Su Majestad. Feneció la elegancia, el amor solo se escribe con A inicial y vivimos en la más completa anarquía en el umbral del siglo XXI. El valiente es cobarde. La moda no incomoda y cualquiera es un Señor, así dice una canción y alguien la transcribe.

La existencia sigue girando cual rueda del destino y nadie comprende la razón, solo se divierte con el último juego en el ordenador, hablando por el móvil, leyendo unos textos mal redactados en el WhatsApp y nadie conoce a nadie, aunque rezan a un dios en el que todos creen, pero se odian entre sí, aunque todos creen que debemos amarnos como hermanos y ser tolerantes los unos con los otros; el odio se dispara a diestra y siniestra aunque se disfraza de amor sensual, vanidades del mundo, asistir a cultos y decir el uno al otro: “la paz sea contigo”, pero al mismo tiempo sienten celos, envidias, lujuria y venganza de acabar con el enemigo, porque se lo merece, ese hermano que es un villano hace años asesinó al papá de un importante hombre que hasta un personaje interesante fue, y como buen religioso asiste a misa, reza el rosario y cree en Dios. 

De igual manera se vanagloria repitiendo que cree en Dios, que Dios está en su corazón, mientras odia a su hermano, critica a los demás, pero afirmando que no lo hace, que solo es una opinión, pero critica a los que critican, así es el ser humano de dos piernas.

Sin embargo creer en Dios solo es una mera creencia, pero no es la verdad… Verdadera Verdad, la Verdad Absoluta no es una creencia.

La Verdad o la Fe con mayúscula, es una experiencia que se vive, se irradia y se multiplica. No es amor con A, ni dios de religiones inventadas por los hombres. Es Dios, la Verdad, El Ser Supremo, La Luz, el Amor.

La vida verdadera comienza con el conocimiento de sí mismos. 

“Oh! Hombre, conócete a ti mismo y conocerás al Universo y a los dioses”, así dice el oráculo de Delfos.

Con ese conocimiento, o la verdadera sabiduría, es posible vivir la vida de manera simple, perseverar en el sendero hacia Dios, hacia el Hogar verdadero, porque aquí estamos de paso, aprendiendo – desaprendiendo a través de lecciones y disfrutando este espacio tiempo efímero, pero sin dejarnos llevar por las sensaciones.

Aquí y  ahora saber sin duda alguna que somos hermanos, por eso no se critica la actitud del otro, cada uno vive desde su nivel, ni mejor ni peor. Todos estamos en este mundo aprendiendo a ser mejores con el conocimiento que tenemos.

Dios es el Ser Supremo, dueño del Universo infinito, y este mundo solo es un punto muy pequeño, o una parte muy finita, ni más ni menos, y el hombre solo es una de sus criaturas, no la única.

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LUIS ALFONSO PÉREZ PUERTA

Diciembre 29 de 2019

1 Comentario

  1. Somos un gran misterio bajo el amor divino que el Ser Superior teje crucialmente en cada alma traviesa que encarna nuestra auténtica personalidad o ego; cual se crece día a día cuando nos enfrentamos a alguien que no ofrece nada por ser el.don nadie que jamás podrá aportar ese cariño que una criatura que cree ser mejor en su propio ego por decir: yo creo en Dios porque doy indulgencias bajo una fe entre comillas

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