Por: JAIME HUMBERTO RAMÍREZ CADAVID *

 Reiteradamente he considerado la necesidad de una educación integral, aquella que considere  a LA FAMILIA como el núcleo social más importante para desarrollar mejores niveles educativos, como un proceso no solo inscrito en el ámbito escolar, sino en todos los lugares en donde se convive y  se interrelacionan los seres humanos .

Los padres son los auténticos protagonistas de esta transformación, no obstante,  la familia dimitió de su obligación de educar; la familia no puede delimitar los valores y el deber de educar como primera escuela… Como lo he expresado antes, las familias han reconocido que la crisis posmoderna es el resultado de antivalores en una sociedad compleja y distraída – con padres distraídos, hijos distraídos, maestros distraídos, de un mundo distraído- que nos intoxican con tantos esquemas y etiquetas convirtiendo aún más difícil la  tarea de ser padres, de enseñar y de educar.

Como padres queremos lo mejor para nuestros hijos.  “Educación pública o privada?” Por lo general, se cree que la privada tiene mejores niveles de educación que la gratuita- la pública, sin embargo, lo que recomiendo es una Escuela Humana, activa y crítica.

En la  escuela humanista, el enseñar “es hacerse inolvidable para el corazón de alguien”, para que esta frase cobre sentido debemos plantear una cultura de vida en familia fundamentada en la salud, la armonía, el respeto,  la autorreferencia, la autoreparación, la sinergia y el sincronismo, la oposición y la cooperación, la actividad y el reposo, como principios de vivencia y convivencia.

«La humanización de los procesos educativos sugiere estimular la habilidad intelectual, pero también sugiere agudizar el aparato sensorial y cultivar el complejo mundo de los sentimientos; presume crear escenarios en los que la colectividad tiende a autogobernarse y a auto instituirse, tiende hacia la ruptura de la clausura institucional».

 Roberto Ramírez, La pedagogía crítica: una manera ética de generar procesos educativos (Nariño: Facultad de Educación de la Universidad de Nariño, 2008).

Para lo anterior es fundamental reconocer que toda persona es multidimensional, tomar en cuenta lo integral del ser humano, aquello que va desde aspectos sociales, cognitivos, afectivos,  fisiológicos y una larga lista de  ellos, para educar integralmente  es un buen momento para clarificar esas dimensiones.

La brecha que rompe el paradigma de lo privado o público, es la educación integral;  la escuela humanista  reconoce y resalta la esencia del  SER humano, motivando e impulsando un cambio profundo que valide y retorne a  la práctica de principios universales, éticos, culturales, morales, sociológicos y económicos, lo cual dan sentido a la existencia del ser,  referenciados en la Ecología humana.

 La deliberación y el análisis sobre la deplorable educación en Colombia en todos sus niveles conlleva a no dejarla en manos de unos rediles cada 4 años de administraciones nacionales y locales, con políticas y dinámicas cambiantes, que se convierten en una mixtura de todo y que al final no sabe  a nada, es decir, no transforma, no trasciende, no impacta.

Hay que humanizar y poetizar la educación, devolverle sus tiempos que van más allá de los currículos y están más acá del ser, de ser  alguien.

  En conclusión la familia se convierte en el primer acto de amor de la escuela humana y el pilar fundamental para desarrollar la sana convivencia y el respeto por la vida, se le debe reconocer como la parte más importante del proceso educativo en la etapa inicial  y permanente del ser.

¿Educación privada o pública o educación  humanizada? ¿Cuál de todas?

Manifiesta la organización mundial de la salud (OMS)  “la dimensión espiritual es más amplia que la religiosa, nos define y nos une por encima de las creencias, nos hace reconocernos deseosos de trascendencia, buscadores de sentido y buscadores del bien…”  

 Somos los otros.

Feliz regocijo espiritual y felices pascuas.

Jaime Humberto Ramirez Cadavid

Esp. en Ciencias Políticas

Asesor en Calidad Educativa