Por: Félix Alfazar González Mira

En 1918 llegó una pandemia a Colombia, principalmente a Bogotá , similar o peor a la que padece la humanidad hoy día. Se le denominó Fiebre Española porque se originó en la península y fué traída en barco que subiendo de Barranquilla, pasando por el puerto de Honda llegó a la capital de la república. Bien descrita esa tragedia en la carta que el doctor Laureano Gómez, ingeniero de 28 años, le dirige a un amigo que estaba en San Andrés. Como anecdótico, narra la muerte de un hijo del presidente de la época Marcos Fidel Suárez , por ese virus en Estados Unidos.

Esta introducción es para señalar que las cosas debieran de llamarse por su nombre . Si este virus se originó en China pues, la enfermedad que causa debería llamarse la Fiebre China o la Neumonía China. Y también para diferenciar dos épocas distintas con respecto al tratamiento de las enfermedades: si bien el mundo se convenció, como el poeta Porfirio, que somos ” leves briznas al viento y al azar “, también se cuenta con acelerada tecnología de comunicaciones que permitió al instante tomar medidas universales para detenerla e igualmente buscar con rapidez un tratamiento efectivo o la vacuna para solucionar de una vez los efectos del virus en el organismo.

El mundo va a salir de esta situación como ha salido de otras y estamos esperanzados que será más rápido que tarde. De lo que se trata, como lo está haciendo responsablemente el presidente Duque, es salvar el mayor número de vidas humanas. En el entendido cierto que la mayor obligación de un gobernante es salvar la Vida, honra y bienes de los ciudadanos.

Por fortuna la casta de los verdaderos líderes aflora en momentos de incertidumbre y dificultades. Como Noé dirigiendo el Arca en medio de las tempestades . El presidente Duque, el gobernador Gaviria , el alcalde Pardo y en general los de la tierra occidental, han sacado de sus entrañas vitales, las mejores decisiones y orientaciones dirigidas a minimizar los daños de diversa naturaleza que pueda ocasionar en nuestros territorios el paso de esta enfermedad.

La preocupación sobre la salud y la vida es lo primero que tiene que estar en la mira de las autoridades. Otra preocupación simultánea tiene que ser el ingreso, el empleo y el salario de trabajadores independientes, garantizar la permanencia productiva de las empresas diversas con el sostenimiento de los emolumentos a sus servidores. Como convocar a las cajas de compensación, cámaras de comercio, pastoral social, sindicatos, organizaciones de base de productores de bienes y servicios, conformar Juntas de Notables en los municipios donde conocen de antaño el quehacer productivo y económico de las personas. Y a través de toda esa red irrigar los recursos que el estado debe girar al torrente del aparato productivo de la economía. Se ha demostrado hasta la saciedad que no es por los canales bancarios que vamos a salir indemnes económicamente de esta pandemia. Acudir a las enseñanzas del Estado Comunitario que posibilita, sobre las organizaciones comunitarias, soportarse para formular y ejecutar políticas públicas en beneficio del colectivo ciudadano.

Lo anterior, el tema económico, debe agilizarse porque empieza el hambre y el cansancio de los donantes. Ya empiezan a registrarse manifestaciones ciudadanas de habitantes de los barrios populares que expresan su desespero por cuenta de la falta de ingreso y de alimentos . La gran mayoría de los analistas consideran que el mundo entró en una etapa similar a la crisis de los años 30. Para salir de ella se impone toda la fuerza del estado y su capacidad de asistir todo el enjambre productivo nacional. De ahí la necesidad imperiosa de que los gobernantes y dirigentes regionales y locales escalen la gestión hasta las instancias superiores de política económica. La información indica que Colombia tiene importantes reservas internacionales, es sujeta de altos montos de crédito internacional por ser juiciosa en los pagos, tiene billones para pagar la deuda este año y todo parece que podría utilizar esos recursos para atender lo necesario en esta situación. De manera similar existen instrumentos de financiación internacional y de rápida realización sin ningún riesgo para la hacienda pública, que están buscando donde aterrizar.

Lo claro entonces es que los recursos económicos existen y que no son los bancos el vehículo para irrigarlos por todo el sistema arterial y vascular del aparato productivo nacional, regional y local .