La Democracia como sustantivo

Pedro Juan González Carvajal

La Democracia ​ es una forma de organización social y política presentada en el platonismo y aristotelismo que atribuye la titularidad del poder al conjunto de la ciudadanía.

La Democracia es un Sistema Político en el cual la soberanía reside en el pueblo, que la ejerce directamente o por medio de representantes.

Denominación que se le da a un País cuya forma de gobierno es una Democracia.

Algunas ventajas que exhibe la Democracia son:

  • Incentiva la participación ciudadana: las personas pueden tomar parte en las decisiones de su comunidad y país a través del voto o con la participación en actividades públicas.
  • Decreta la igualdad civil: todas las personas tienen los mismos derechos de participación y cada ciudadano conoce que su voto cuenta con el mismo peso de los demás.
  • Distribuye el poder político: en las democracias verdaderas existen balances y contrapesos en las instituciones para que ningún actor político imponga su voluntad a la población sin que haya discusión, consensos o aceptación.

 Algunos valores asociados a la Democracia son:

Libertad.

Igualdad.

Justicia.

Respeto.

Participación.

Pluralismo.

Tolerancia

Algunas características básicas de la Democracia son:

Estado de Derecho y ley común.

Participación política de los ciudadanos.

Sufragio universal, secreto, periódico y libre.

Concurrencia de partidos políticos de diversas tendencias.

Autonomía de los poderes públicos.

Rendición de cuentas.

Auto determinación.

Responsabilidad ciudadana.

Libertad de expresión.

Libertad de información.

Debate y negociaciones para la resolución de conflictos.

Promoción del desarrollo humano.

Tendencia a la descentralización del poder.

Limitación del poder.

Digamos que todo lo enunciado anteriormente define y caracteriza de manera axiológica lo que debe ser la Democracia, fundada dentro de una geografía, una sociedad y una cultura particular hace varios milenios.

Como el cambio es incesante, el concepto de Democracia ha tenido varios ajustes a través del tiempo y los dueños del poder, en una de sus visiones, la han considerado como la mejor forma de gobierno inventada, o la forma de gobierno menos mala.

De igual manera, otros grupos de poder con otras visiones la descalifican por inoperante.

Lo que sí es cierto es que hoy por hoy, la Democracia como todos los otros relatos que fundamentan la civilización actual está en crisis y se trata por todos los medios de defenderla, de rescatarla y de repotenciar su validez y vigencia.

En este proceso, importan poco sus fundamentos filosóficos, pero sí el hecho de que es considerada por los grupos de poder planetario más visibles como el lado bueno de las distintas formas de gobierno, dejando a un lado sus conceptos y principios objetivos como sustantivo, y colocándola en la jerarquía de lo subjetivo propio de los adjetivos, donde se es bueno si se es Demócrata y se defiende la Democracia y se es malo si se atreve a mirar otras alternativas. Se ha convertido el uso del término Democracia, Demócrata y/o Democrático como una expresión subjetivo-positiva que califica con un nivel de aceptación a algún Estado o a un Gobernante o a una persona por parte de los grupos de poder planetario que hoy tienen sus cimientes en esta forma de ver el mundo.

Personalmente difiero de esas posturas y considero que hay ejemplos a través de la historia, con coyunturas, sociedades y personajes particulares, donde otras formas de gobierno han sido buenas, regulares y malas y cómo, con las otras formas de gobierno antagónicas, han llevado según la experiencia visible, a llevar a sus límites más azarosos a este casi fallido “PROYECTO HUMANO”.

 Ha habido Papas buenos y malos, Emperadores buenos y malos, Reyes buenos y malos, Presidentes buenos y malos, Dictadores buenos y malos y así diferentes tipos de jerarquías de poder en distintas épocas y lugares.

Por ahora insistamos en buscar que la justicia, la equidad y el bienestar sean accesibles para todos los humanos independientemente su credo y su condición.

A ratos hace falta creer sin pensar, pues si se piensa, no se puede creer.