LUIS PEREZ GUTIERREZ

Los extremos políticos están acabando con Colombia y con su democracia. Las formas de comportamiento social y la de los medios de comunicación las imponen los extremos. En la campaña presidencial 2022, los extremos políticos anestesiaron el país con la virulencia irracional de ambos extremos. No dejaron espacio para las ideas de cambio. Y aún hoy, no paran de obstruir la sana argumentación y las buenas ideas en favor de la gente.

Antes, los bochinches que la extrema izquierda realizaba contra el Gobierno del Presidente Duque, eran brutalmente censurados por la extrema derecha. Ahora, con el gobierno de la extrema izquierda, la extrema derecha cambió el discurso de los argumentos por el discurso del bochinche.  La extrema derecha, para vengarse, se transformó en la líder de los mismos bochinches usados por la izquierda en el pasado. La acción política más trascendental de la extrema derecha es salir a las calles a protestar contra el gobierno de extrema izquierda. Y el gobierno de extrema izquierda, contesta con otra marcha pagada con dineros públicos. Y los bochinches, de ambos extremos políticos, se repiten cada vez que hay desacuerdos. Convirtieron a Colombia en el país de los bochinches.

La idea más grande e innovadora es hacer bochinches. Asesinaron los argumentos; erradicaron la conversación decente; aniquilaron las ideas; y la participación democrática fue suplantada por el bochinche y las marchas agresivas y desafiantes entre extremos. Y de paso, la autoridad que es la grande virtud de la democracia, está desdibujada, débil, ya casi ni existe.

Y ahora, de una manera descarada, los ciudadanos están bajo la agresión del fuego violento de los extremos políticos. El ciudadano que no asiste a las marchas de extrema derecha le notifican que es Petrista y lo declaran enemigo de la democracia. Y los que no asisten a las marchas de extrema izquierda lo declaran esquirol de derecha y lo colocan como enemigo del gobierno. Qué horror cómo confunden democracia con bochinche. Los extremos políticos han convertido la democracia en una guachafita para propagar miedos y odios.

Murió el diálogo y la argumentación. Las ideas descansan en paz. La Nueva incultura es: El que esté inconforme salga a hacer bochinches y paralice las vías, tómese por la fuerza los espacios públicos y a los que no lo acompañen acúselos de Petristas o Uribistas. Y si la policía interviene, atropelle e irrespete a la policía, que nada le pasa. Ni en el gobierno anterior ni éste, hacen respetar ese símbolo esencial de seguridad ciudadana que es nuestra policía y que tenemos que enaltecer y engrandecer cada día. Sin buena policía no habrá seguridad ciudadana ni habrá democracia vigorosa.

La extrema derecha y Duque ganaron la Presidencia acusando y acosando a la extrema izquierda de Petro. La extrema izquierda y Petro ganaron la Presidencia acusando y acosando a la extrema derecha y al Presidente Duque. Colombia no se merece que se elija a un presidente porque es más virulento que el extremo que gobierna. A este país lo tienen drogado los extremos políticos en contra de la gente. Los índices de inseguridad del país son los más malos de la historia reciente. Los índices de pobreza y de injusticia social son los peores desde 1991 cuando se hizo una Constitución, supuesta como social.  

Los que en el pasado criticaban los bochinches de Petro hoy son los bochinchosos en contra de Petro. El nuevo diálogo nacional es hacer bochinches.

Los extremos políticos solo quieren bochinche y agresión. No hay espacio para hacer obras; ni para las buenas ideas; ni para la conversación serena que nos permita vivir mejor y progresar. Los extremos políticos, el uno quiere matar al otro. Y conviven, odiándose en público y amándose en secreto. No pueden vivir el uno sin el otro.

La única opción de un nuevo país es independencia de los extremos políticos. El primer camino para acabar el desempleo y crear nuevas economías es acabar los fanatismos y el sectarismo, inútil y violento.

Hay que sacar a Colombia del bochinche y colocarlo en el sereno camino del diálogo y de las propuestas para que la gente no sufra más, y el país salga de una incertidumbre pesimista que palpita en el corazón de cada ciudadano.