Es imperativo mirar hacia adelante en tiempos de crisis.  La gente a menudo se pregunta: “cómo voy a tener una visión de Antioquia y Medellín, y de lo que va a ocurrir en cuatro años si ni siquiera sé lo que ocurrirá la semana que viene.  Esta pregunta es pertinente, en estos momentos para trazar el rumbo que reclama el pueblo.

POR LUIS FERNANDO PÉREZ ROJAS

Para ser un departamento y una ciudad distrital líderes, tienen que visualizar el futuro, para desequilibrar y eliminar las pretensiones injustas del Presidente Gustavo Petro Urrego, con esta región de avanzada y emancipadora de Colombia.  La velocidad del verdadero cambio que plantean sus respectivos gobernantes, Andrés Julián Rendon y Federico Gutiérrez, no altera esta verdad fundamental.  Los antioqueños, en general, queremos seguir a quienes ven más allá de los problemas del presente y visualizan un futuro prometedor para aprender a vivir juntos y en paz.

Hablar sin actuar no es productivo.  El papel más importante que desempeña la visión en la vida de una organización social es orientar la energía humana.  Para que el pueblo vea más claramente lo que viene, es necesario tener y comunicar una visión del futuro que resulte estimulante y dignificante para el pueblo.  El camino hacia la claridad de visión empieza reflexionando acerca del pasado, luego se centra en el presente y finalmente se proyecta hacia el futuro.  Los quitamiedos de esa carretera son nuestras pasiones: lo que más nos importa para sacar adelante a Antioquia y Medellín, sin lamentaciones ni espejos retrovisores; eso se lo dejamos a la justicia y demás órganos de control.

Aunque primero, los gobernantes tienen que ser claros acerca de su visión para que el pueblo los siga, realmente no podrán liderar a los demás coequiperos hacia lugares a los que por voluntad popular no quieren ir.  Si quieren que la visión sea atractiva para el pueblo, tienen que gustar a las comunidades y buscar una estrecha comunicación con la gente y participantes comprometidos e involucrados en sus planes de desarrollo institucional.  Sólo una visión compartida tendrá la fuerza magnética suficiente para sostener el compromiso de todos a mediano y largo plazo.

Hay que escuchar las voces de las partes implicadas; prestar atención a sus esperanzas, sus sueños y sus aspiraciones.  Puesto que una visión compartida abarca varios años y mantiene a todo el mundo centrado en el futuro, tiene que tratarse de algo más que del trabajo, la tarea o el encargo presentes.  Tiene que ser una causa, algo significativo y algo que marque una diferencia en la vida de la gente.  Con independencia del tamaño de los equipos de trabajo u organización, una visión compartida marca la orden del día y da dirección y propósito a un proyecto de desarrollo institucional de carácter oficial o privado.

Para inspirar una visión compartida, tienen que visualizar el futuro imaginando posibilidades estimulantes y ennoblecedoras para Antioquia y Medellín.  Eso se traduce en lo siguiente:

  • Determinar qué los motiva y cuáles son sus pasiones para identificar lo que les importa lo suficiente como para imaginar cómo podrían mejorarse en el futuro, impulsándose hacia delante.
  • Reflexionar sobre sus experiencias, buscando los grandes temas de la vida institucional y entendiendo qué vale la pena para el pueblo.
  • Para observar y escuchar lo que ocurre ahora mismo: las tendencias importantes, los principales temas de conversación y los mejores malestares sociales, políticos, económicos, educativos, culturales, financieros, sanitarios, deportivos, recreacionales, entre otros.
  • Dedicar un mayor porcentaje a su tiempo en el ejercicio de su mandato, a pensar en el futuro imaginando posibilidades estimulantes.
  • Escuchar atentamente qué es importante para el pueblo en su futuro y dónde encuentran sentido y propósito en la vida de la gente.
  • Involucrar a las comunidades en la elaboración de una visión compartida del futuro. No es recomendable convertir el proceso impulsado desde arriba, ignorando las verdaderas realidades de las comunidades que son objeto de gobernabilidad y gobernanza.

Inspirar confianza y credibilidad en una visión compartida, en función del pueblo, exige transparencia, honestidad, rectitud, integridad, verdad y empatía de sus gobernantes.

 

 

LUIS FERNANDO PÉREZ ROJAS                  Medellín, marzo 2 de 2024