Por: Berardo Gutiérrez

Las alturas tienen la dimensión que el punto de partida le determine; cuando desde más abajo se parte mayor es lo que se alcanza. Esa escalera de ascenso tiene tantos peldaños como tantas dificultades se hayan sorteado. De ahí la importancia del éxito de aquellos que tiene que construir la escalera a su medida, frente aquellos que solo han tomado prestada una. Bernardo Guerra Serna construyó su escalera a su medida, no tomó prestada una. A un año de su partida, el vacío que deja se grafica en la crisis de su glorioso Partido Liberal.

Bernardo de Jesús Guerra Serna, hijo de padres campesinos, radicados en las quebradas tierras de la distante Peque, municipio ubicado en las laderas del Cerro del Paramillo en el occidente antioqueño. Desde allí, por caminos de herradura a lomo de mula, a sus escasos 12 años, llega a la capital de Antioquia, en procura de sus estudios. Y su espíritu rebelde de bravo campesino, lo obligó a estudiar en varios colegios del departamento.

El joven Guerra Serna vivió sus años de formación política con la irrupción del Partido Liberal en el poder, con el presidente liberal Enrique Olaya Herrera en 1930, después de 45 años de hegemonía conservadora. Estos tiempos coinciden con la masacre de las bananeras de 1928 en el Departamento del Magdalena, el recrudecimiento de la persecución política a la militancia liberal y la presencia en el escenario político nacional de Jorge Eliecer Gaitán Ayala; lo que tiene su culmen con el magnicidio de éste dirigente liberal el 9 de abril de 1948, conocido como el Bogotazo.

La formación política del “Indio Guerra”, -como lo llamaban sus contradictores- fue construida en el caldeado espacio de choque entre los partidos Liberal y Conservador, cuyos máximos dirigentes eran Alfonso López Pumarejo y Laureano Gómez Castro. El primero fue víctima de un fallido golpe de estado, en su segunda presidencia, mientras el segundo fue depuesto por el General Gustavo Rojas Pinilla en 1953, lo cual terminó con la creciente violencia política que venía desde los años 20.

El “Indio Guerra” era militante del Partido Liberal desde su hogar, pues los Guerras de Peque enfrentaron la arremetida de la violencia enfrentando a los Chulavitas, -que fueron los paramilitares de aquellos años: eran miembros de la policía y algunos líderes conservadores- para proteger sus bienes y sus vidas. Es así como se entiende la pureza del ideario liberal de Guerra Serna y el apoyo popular en la base del pueblo antioqueño, pues sabía de las necesidades de su gente y de aquellos que se le parecieran. Guerra no fue sectario, respetaba los espacios ganados con dolor y sangre, pues de otra manera no se puede entender su estrecha amistad con el líder conservador Álvaro Villegas Moreno y el cruce de apoyo entre ellos.

Guerra Serna fue Concejal, Diputado, Representante a la Cámara, Senador, Presidente del Congreso, Embajador, Gobernador de Antioquia y Alcalde de Medellín. Recorrió todo el departamento de Antioquia, muchas veces a lomo de mula; era dueño de una prodigiosa memoria, que le facilitaba llamar por su nombre a los líderes locales de su partido. No obstante, para llamar de manera indistinta a sus partidarios adoptó el genérico de “Socio”, palabra que fue tomada de Carlos Sanmiguel Echavarría, un carismático líder campesino del municipio de Dabeiba, para quien todos éramos su “socio”, pues a nadie llamaba por el nombre.

Fue así como el “Socio” construyó su jefatura política e hizo de Antioquia su escenario de gobierno liberal. Municipios de tradición conservadora llegaron a tener una significativa presencia liberal, hasta llegar a elegir alcalde de ésta filiación. En los años 60 la política en Antioquia entre conservadores y liberales estaba en una relación 65% a 35%, respectivamente; y en el momento de mayor expresión de poder político de Bernardo Guerra Serna, la relación cambió a 40% el Partido Conservador y a 60% el Partido Liberal. El Directorio Liberal de Antioquia (DLA), liderado por el “Socio”, llegó a tener 4 Senadores, 8 Representantes a la Cámara, 9 Diputados de Antioquia y 6 Concejales de Medellín y un sin número de concejales en todo el departamento. Ha sido el jefe liberal de mayor poder regional en la historia del país.

De manera coloquial se decía que no se movía una hoja en Antioquia sin que Guerra diera su consentimiento. Para su ejercicio político tuvo la escalera necesaria para mirar el horizonte político; nunca tomó prestada alguna. Así de grande fue la que construyó para alcanzar las alturas que la historia le tiene reservada. Eterna gratitud, Socio Guerra.

Algo más: Da envidia de la buena el homenaje a Darío Gómez en sus honras fúnebres.