Hoy, Colombia está en un nuevo punto de partida y, esperamos que trabajando unidos escale cumbres más elevadas con la crítica pacífica y la sensata consciencia de la voluntad del pueblo.

Por: LUIS FERNANDO PÉREZ ROJAS   

Aunemos esfuerzos para fortalecer la Unidad Democrática para alcanzar el desarrollo común de los colombianos.  Estoy profundamente impresionado por la hospitalidad del pueblo colombiano hacia el Cambio Kayzen -Cambio Bueno-, y por su activo apoyo a la cooperación entre los partidos políticos democráticos para fortalecer una nueva esperanza hacia la paz, la libertad, la transparencia, la revitalización democrática y la solidaridad patriótica, por el desarrollo integral y progreso de Colombia.  Un antiguo proverbio reza que ni las montañas ni los ríos pueden separar a los pueblos democráticos que comparten los mismos ideales, luchas y objetivos.

La unidad del pueblo, por el firme propósito de alcanzar la gran meta de promover la solidaridad y la libertad para el desarrollo común y la noble causa del fomento de la democracia en las relaciones entre colombianos, tendrá que impulsar la paz, la unidad y el fortalecimiento de la libertad en nuestra sociedad.  Alcanzar la paz, la libertad, el desarrollo y la cooperación de beneficio mutuo es nuestra aspiración y responsabilidad comunes como colombianos.  El pueblo unido está llamado a defender inquebrantablemente la equidad, la verdad y la justicia en todos los rincones de la patria; al mismo tiempo, fortalecer la seguridad nacional para ser garantes de construir la Colombia que soñamos en el siglo XXI.

La Colombia de hoy, no es pacífica, continuamente se enfrenta a nuevas amenazas criminales y desafíos irracionales de la extrema izquierda y, demás grupos armados ilegales.  En las regiones de Colombia amamos la paz y la valoramos al máximo.  Compartimos el anhelo común de construir una paz duradera y sostenible en toda la nación, dentro de un entorno social democrático, pacífico y estable para todos los ciudadanos y, una vida digna para los pueblos comprometidos con el promisorio y brillante futuro de la nación colombiana.

Más allá de los cambios que reclama la nación, hemos de persistir constantemente en el desarrollo armónico y la cooperación de beneficio mutuo.  Todo lo que necesitamos es paz, seguridad y solidaridad con la patria.  Tenemos que decidir con vehemencia el rechazo absoluto a la guerra, la violencia, los crímenes, el vandalismo, la corrupción, la destrucción insensata, las promesas al vacío, el atropello a la dignidad humana, las mentiras monstruosas y, a las propuestas engañosas y populistas sin sentido.  Tampoco podemos admitir confrontaciones insultantes y vengativas, cargadas de odio y rencores, generados por discursos demagógicos e incendiarios, precedidos de la mala fe.

Mientras procuramos nuestros propios intereses, debemos tener presente las preocupaciones legítimas y legales del pueblo colombiano.  Más allá de los cambios en la configuración política nacional, unidos hemos de insistir en la equidad, la democracia y la inclusividad.  Unidos debemos respetar el derecho de las regiones a elegir su sistema social y camino de desarrollo; asimismo, respetar la diversidad de las culturas civilizadas que las identifica.  Los pueblos, sean grandes o pequeños, poderosos o débiles, pobres o ricos, son miembros por igual de la comunidad nacional.  Los asuntos internos de Colombia los decide por consenso su propio pueblo, mientras que los asuntos internacionales deberán ser abordados por las naciones, mediante consultas para decidir en las posibles soluciones.

Más allá de los cambios en el sistema de gobernabilidad global, hemos de participar activa y constructivamente en la promoción de un orden nacional verdaderamente justo y equitativo, que ofrezca las garantías legales, políticas y sociales para la paz y estabilidad de la institucionalidad colombiana.  Unidos debemos fomentar enérgicamente la construcción de una nueva visión de país, asociada a un nuevo modelo de desarrollo y promover la prosperidad conjunta de todas las regiones.  Un solo árbol no hace al bosque.  En esta era del siglo XXI, es imperativo la profundización de la unidad del pueblo, para trabajar en equipo por el bienestar de los ciudadanos; los partidos políticos no deben procurarse egoístamente para desarrollar sus ansias de poder, sino trabajar por el desarrollo conjunto de todos los colombianos, sin exclusión alguna.

Los colombianos tenemos que esforzarnos para ampliar nuestras economías, mejorar la calidad de vida de nuestros pueblos y crear nuevas sinergias de crecimiento para la economía nacional.  Incentivar a todas las regiones a fortalecer la coordinación de sus políticas financieras y económicas, educativa, social, cultural, política, entre otras.

Finalmente, debemos seguir reforzando la confianza política entre todas las fuerzas democráticas y la amistad entre nuestros pueblos; fortalecer el intercambio de experiencias en la gobernación del país y el manejo de los asuntos administrativos y promover las tecnologías, el empleo, la vivienda, la ciencia, la educación, la salud, la modernización agrícola y el desarrollo integral del campo y la ciudad.  De igual manera, se debe respetar la constitución y las leyes que rigen el desarrollo del país, fomentar las ideas nuevas y superar las dificultades en el camino del desarrollo y el progreso de Colombia. 

Los colombianos unidos, debemos traducir nuestro consenso político en acciones concretas, sin populismo ni demagogia; impulsar activamente iniciativas como las de trabajar con responsabilidad en todos los ámbitos que permitan hacer mayores contribuciones a la paz, la democracia, la libertad, la cooperación y el compromiso de construir un nuevo modelo de país, por el bienestar del pueblo colombiano; inyectar mayor vitalidad al crecimiento humano, económico, financiero, social y cultural que nos permita vivir mejor, sin odios, rencores, amenazas, violencia y desestabilización institucional.

LUIS FERNANDO PÉREZ ROJAS                                                      Medellín, junio 2 de 2022