Por: Balmore González Mira

Desde que tengo uso de razón he escuchado, visto y leído en los medios de información que el gobierno nacional de Colombia está en negociaciones de paz con diferentes y diversos grupos insurgentes, guerrilleros o terroristas del país; con el Quintín Lame, con el Epl, con las Farc, con el Eln, con el M-19; con las autodefensas, con las Auc, con los paramilitares, con las disidencias y etc., etc., etc.

Siempre he visto como los gobiernos para unos colombianos se equivocan y para otros aciertan en estos procesos que en el país han sido poco exitosos en la medida que aún tenemos muchos más grupos al margen de ley, que ya no deberían existir. Si miramos por ejemplo en la más reciente negociación de un proceso de estos en Colombia, el premio Nobel de paz comprado por Juan Manuel Santos dónde le entregó a las farc todo el poder del país, desde el congreso, la justicia y la inmunidad económica y la impunidad de sus crímenes de lesa humanidad, y no contentos con eso crearon varias disidencias para seguir delinquiendo y continuar con su especial negocio del narcotráfico.

El actual mandatario arrancó su mandato hace año y medio cargado de ofrecimientos a los delincuentes entregándoles el resto de lo que perversamente Santos no alcanzó a entregarles, es decir, el otro medio país. Las condiciones de entrega de quienes tengan procesos penales, sindicaciones o simplemente hagan parte de cualquier grupo al margen de ley, sus dineros, bienes y propiedades que hagan parte de su accionar delincuencial, jamás habían sido tan laxas y favorables para iniciar nuevos caminos en la vida civil colombiana. La forma de limpiar antecedentes les abrió la puerta  para dejar el camino del delito, pues además las penas que podrían recibir son irrisorias al lado de las que les aplicarían en una captura o de un operativo que les costaría hasta la vida misma.

En este gobierno hemos asistido a un escenario de impunidad, de pasividad de la fuerza pública por orden de su jefe supremo, el Presidente de la nación; jamás en estos años de vida  republicana habíamos visto más concesiones que las actuales, incluida la formalización de la primera línea sin que se les hayan aplicado todo el rigor de la ley como en cualquier estado de derecho pudiera suceder; vandalismo, terrorismo, secuestro, daño en bien ajeno, lesiones personales y hasta homicidio, han sido llevados al olvido y al perdón.

Debe haber y pronto, un asesor de los grupos al margen de la ley que les haga caer en cuenta que muy temprano este gobierno comienza su cuenta regresiva, ya vamos por el 36% del periodo gubernamental y nada se ha avanzado; creo también que el primer mandatario tiene un límite y que la presión interna y externa para que haya resultados lo tienen igualmente. No habrá en el futuro un gobierno que entregue más concesiones a quienes se quieran someter, en la absoluta certeza que el próximo gobierno nacional tendrá que recoger el desastre que este deje y que con igual seguridad no será un gobierno de esta línea de pensamiento que ha demostrado que no sabe gobernar. Las elecciones de octubre demostraron el cansancio de un pueblo con un gobierno que apenas sí supera un tercio de su tiempo y que es el más mal calificado desde que tenemos noticias de encuestas en el país.

Por ello digo con toda la energía, ¡señores, aprovechen la paz de Petro!, porque en el futuro no tendrán una nueva oportunidad como esta.

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