POR: CR ® HORACIO LEMA GALIANO

Para quienes tenemos como guía incondicional a nuestro Señor Jesucristo, esta semana de reflexión nos deja enseñanzas a nivel teológico e histórico que aclaran perfectamente la diferencia entre lo divino y lo terrenal. En el primer siglo D.C en este territorio específicamente en el que habitaba el pueblo israelita dominada por el imperio romano, existían varios grupos religiosos que basaban sus creencias en el pentateuco o sea los primeros cinco libros del Antiguo testamente (Genesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio), es decir la ley Mosaica, estos grupos fundamentalmente entre otros eran los Fariseos y los Saduceos, los primeros eran la clase media y quienes manejaban y dirigían la doctrina expuesta en la sinagogas y los segundos eran la clase alta dirigente que administraba el templo y manejaban las relaciones político, económicas y sociales con el Imperio, es decir no podían consentir la llegada del Mesías aunque había muchas dudas en sus corazones y  estaba profetizada  en la palabra: “Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel” ISAÍAS 7-14

El Mesías censuró permanentemente la interpretación de la doctrina de los Fariseos quienes la imponían con base en la doctrina oral o basada en las costumbres de los hombres, de hecho, reprobaban al Señor y sus discípulos por no cumplir con esa doctrina oral o de costumbres del hombre, como se puede leer en varios pasajes de los cuatro evangelistas y de los profetas. Donde los fariseos permanentemente desaprobaban lo que el señor predicaba o hacia; por ejemplo, curar enfermos en el día de reposo o que los apóstoles y él no se lavaban las manos para tomar los alimentos llamándolos impuros y otras conductas divinas más desarrolladas por el Señor. Por ello él les dijo:”! Ay de vosotros, escribas y fariseos, ¡hipócritas!, porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, más por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia” MATEO 23-27.

Hoy por falta de estudio de la palabra de quienes tenemos raíces católicas, es decir cristianos universales, continuamos recurriendo al desarrollo de nuestra vida espiritual como lo dicen los teólogos cristianos, sumergidos en la ley oral o ley de costumbres implementadas por el hombre, más no por nuestro creador. En esta semana mayor podemos percibir que seguimos presos de la idolatría, adoramos y oramos frente a figuras, ídolos no haciendo caso omiso de la palabra, donde dice Dios: “? Por qué han de decir las gentes: ¿dónde está ahora su Dios? Nuestro Dios está en los cielos. Los ídolos de ellos son plata y oro, Obra de mano de hombres. Tiene boca, mas no hablan; Tienen ojos, mas no ven; Orejas tienen mas no oyen; Tienen narices, mas no huelen; Tienen pies, mas no andan; No hablan con su garganta, Semejante a ellos son los que los hacen, y cualquiera que confía en ellos” SALMO 115-2.

Basados en el estudio de la palabra es muy importante en estos tiempos difíciles que no solo vive nuestro país, sino el mundo entero, acudir a la oración en familia y obedecer al temor de Dios, él está al control y es el único que nos protege del maligno, y dice Dios: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” ISAÍAS 41-10

Cuando reflexionamos respecto a lo que está sucediendo en nuestro continente con la llegada del populismo anacrónico e improcedente, guiado por personajes siniestros que emergen de la oscuridad y que no podrán llegar a la luz porque el señor no está con ellos, es posible que los utilice para castigo de la maldad, corrupción y degradación de los pueblos sumidos en la culpa y el pecado. Nuestro Dios ha ganado todas las batallas incluso las más difíciles y complejas, por ello es imprescindible luchar a su lado utilizando todas las armas espirituales que ha puesto a nuestra disposición, especialmente la oración.

Solo podemos arrebatar nuestro país de las manos del mal con el poder y la comunión permanente con Dios cuando nos dice: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, Contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”.

 

CR ® HORACIO LEMA GALIANO