A menos que su visión sea constantemente la visión de la divinidad en todas las cosas, usted no sólo no tiene derecho, sino que no tiene la capacidad de juzgar el estado en el cual están los otros.

POR: LUIS FERNANDO PÉREZ ROJAS

Pronunciar un juicio sobre alguien sin tener una visión espontáneamente, sin esfuerzo, es precisamente un ejemplo de pretensión mental de la cual los grandes maestros de la humanidad siempre nos hablan.  Sucede que aquel o aquella que tiene la visión, la conciencia, aquel o aquella que es capaz de ver la verdad en todas las cosas, nunca siente la necesidad de juzgar nada en absoluto.  Porque él o ella entiende todo y sabe todo.  Por lo tanto, de una vez por todas, ustedes deben decirse a sí mismos que en el momento en el que empiezan a juzgar cosas, personas, circunstancias, están en la ignorancia humana más total.

Resumiendo, uno puede ponerlo así: Cuando uno entiende, ya no juzga y cuando uno juzga, quiere decir que no sabe.

La humanidad es incapaz de juzgar: La única verdadera actitud es de humildad, de respeto silencioso ante lo que uno no sabe, y de aspiración interna para salir de la propia ignorancia.  Una de las cosas que haría progresar más a la humanidad sería el respetar lo que no conoce, reconocer voluntariamente que no lo conoce y que por esto es incapaz de juzgar.  A menudo nosotros hacemos exactamente lo opuesto.  Emitimos juicios finales sobre cosas de las cuales no tenemos conocimiento alguno, y decimos de manera perentoria: “Esto es posible.  Eso es imposible”, cuando ni siquiera sabemos de qué estamos hablando.  Y nos damos aires de superioridad porque ponemos en duda cosas sobre las cuales nunca hemos tenido ningún conocimiento.

Los hombres y mujeres creen que la duda es un signo de superioridad, mientras que es realmente un signo de inferioridad.  Es escepticismo y la duda son dos de los grandes obstáculos para progresar; le añaden presunción a la ignorancia.

Arrogancia mental: No conozco un ser humano que no tenga arrogancia mental.  Hay algunos que tienen poca, hay algunos que tienen mucha, hay algunos que están hechos enteramente de ella… La mente, por su propia naturaleza es algo esencialmente arrogante.  Se imagina que puede saber, se imagina que puede juzgar, y gasta su tiempo emitiendo juicios, sobre todo: ¡Dentro de usted, acerca de usted, acerca de los demás, sobre todas las cosas!

Pero ustedes sólo tienen que observarse a sí mismos… Usted puede observarse, sorprenderse a sí mismo al menos cien veces al día, con una mente que decide todo, sabe todo, juzga todo, sabe muy bien qué es bueno, qué es malo, qué es verdadero, qué es falso, qué es correcto.

Usted debe solamente mirarse a sí mismo, y verá, se sorprenderá a sí mismo haciéndolo todo el tiempo… ¡Para no habar de aquellos que han determinado desde hace tiempo todos los errores que Dios ha cometido y cómo sería el mundo si ellos hubieran sido los comisionados para hacerlo!

LUIS FERNANDO PÉREZ ROJAS                         Medellín, noviembre 11 de 2023