POR: JAIME HUMBERTO RAMÍREZ CADAVID

La política es demasiado a menudo el arte de traicionar los intereses reales y legítimos, y de crear otros imaginarios e injustos, decía el poeta Arturo Graf.

Pero la política no es eso, no es un quehacer degradado, reducido al poder, ni su fin se resume en el estado y mucho menos la  política es aprovecharse del otro para favorecimiento propio.

La política implica humanidad, es el arte y la ciencia de encontrarse, de encontrarnos con el otro, con el prójimo creando una convivencia. Es la posibilidad humana de construir una ciudad humanizada, es la actividad más noble a que puede aspirar un ser humano.  El saber político no consiste en un esquema ideológico, tampoco consiste en la maniobra artera para alcanzar y conservar el poder. Esto es degradación, mendicidad y  engaño.

Sospechar un poco del tiempo político?

En relación con la pregunta inicial nos invita a reflexionar sobre la propaganda de las agendas políticas a las ilusiones que nos acompañan cada vez que nos iniciamos en un nuevo proceso electoral y apostamos de nuevo por unos candidatos que nos representen.

La política actual ha generado una marcada polarización, creando un ambiente de fanatismo que se mueve en extremos: Izquierda, centro  o derecha; aunque en toda democracia la polarización es necesaria, si ésta se fundamenta en las ideas y proposiciones. Infortunadamente en Colombia la polarización está marcada por un mercadeo político, para defender lealtades e intereses particulares y tener el control en el poder en pro de esos intereses, mostrándose como ser mejores que el uno o el otro, satanizando a su opositor sea de extrema derecha o izquierda como el “enemigo” del pueblo y así perpetuarse en beneficio propio o público refiriéndonos a los leales seguidores beneficiarios de puestos o proyectos.

Esto nos permite evidenciar el peligroso fanatismo de la sociedad, enemigo de toda conciencia electoral, evidenciando el atraso cultural y académico de un pueblo; promoviendo la cultura de la violencia, el escándalo y la desigualdad, estigmatizando candidatos al punto de convertirlos en enemigos, desconociendo su capacidad y trayectoria como líderes políticos.

No podemos continuar en un círculo vicioso, en una política ciega, sin argumentos, atiborrada de pasiones y emociones, donde las afirmaciones son grotescas, las actitudes desafiantes y las amenazas gratuitas. No hay que rebuscar mucho, para encontrarnos con este tipo de situaciones en las redes sociales, noticieros, periódicos y/o revistas, en donde la esperanza de los ciudadanos se convierte en un tiempo de incertidumbre, de miedo, de odio ideológico e ignorancia.

Hay que pensar sin miedo. Si uno piensa sin miedo. No puede ser políticamente ortodoxo. George Orwell.

Cuando se pierde el temor por el cumplimiento de las normas y/o requisitos sociales, primando el interés particular sobre el colectivo, se propicia la corrupción política y social.

Por lo anterior, La idea es promover encuentros de diálogo, con argumentos, compartir ideas reflexivas y respetuosas, procesos vivos de construcción y proyección colectiva, sin necesidad de entrar en discusiones bizantinas que solo propician peleas  y aversión entre los pueblos.

Estanislao Zuleta manifestaba: En lugar de discutir un razonamiento se le reduce a un juicio de pertenencia al otro- y el otro es, en este sistema, sinónimo de enemigo-, o se procede a un juicio de intenciones. Y este sistema se desarrolla peligrosamente, hasta el punto en que ya no solamente rechaza toda oposición, sino también toda diferencia: El que no está conmigo está contra mí. Y él que no está completamente conmigo. No está conmigo…

Las libertades son la columna vertebral de la sociedad, allí donde no hay libertad, se carece de democracia y no podemos lapidar a quien  piensa distinto de nosotros, masacrando toda libertad, toda soberanía popular, a veces guiados por la ignorancia inoculada, por los miedos masivos que divulgan pánico, miedo, mentiras o verdades a medias.   Esta ignorancia es responsabilidad de todos aquellos que prefieren seguir en ese estado,  por apatía a leer, a documentarse,  por miedo a afrontar su propia realidad o simplemente porque no se quiere confrontar a  quienes son los responsables de  los problemas que arrastra el País desde tiempo atrás.

Debemos renacer de tanta intoxicación política y de los malos hábitos de algunos candidatos  en tiempo electoral, que les acucia apropiarse de su propia campaña, de sus propuestas y lenguajes. Su ego  político desarrolla un gen egoísta-  Idólatras-,  que sin darse cuenta nos arrastran y contaminan con sus nuevas agendas políticas de polarización, extremismo y populismo. De ahí la urgencia de desarrollar nuestro rol como ciudadanos- Hombre cívico-.

La responsabilidad de vivir en una sociedad abierta y entender el pensamiento político y pensar sin miedo – la Ecopolítica- para hacer lo políticamente correcto y no permitir el azar y la necesidad en tiempo del bazar de la Política.

Pildorita política para reflexionar:

Un político no debería ganar más de lo que gana un profesor.

 ¿Si los docentes ganasen bien, ¿los políticos se postularían al magisterio y se presentaría en el concurso docente?

 

Jaime Humberto Ramírez Cadavid

Esp. Ciencias Sociales, Políticas y Económicas

Asesor pedagógico y de calidad educativa