Por: Jaime Humberto Ramírez Cadavid

“Educar desde el ser, condición para una revolución educativa”.

Una formación pensada por y desde la época industrial o competitividad laboral   de poco sirve ya. Educar a los niños de hoy, ha de priorizar las necesidades del mundo  actual y del  mañana.

Los niños y jóvenes de Colombia y Latinoamérica inclusive, necesitan aprender a potenciar sus talentos, a saber comunicarse, a colaborar con los demás, a gestionar sus emociones y a dar solución a los problemas.

En un mundo enmarcado por la globalización, las relaciones laborales y sociales exigen  que cada individuo sea el mismo, sea auténtico, que su mente y corazón estén bien educados, como lo decía Aristóteles, para que pueda ofrecer sus talentos y habilidades al servicio de los demás.

La ciencia y la tecnología seguirán avanzando y aunque esto posibilita muchas labores y acceso rápido y efectivo a sin número de situaciones económicas, sociales, políticas, educativas, financieras, en fin, esto no posibilita que seamos seres auténticos, que actuemos con respeto por el otro y por sí mismos y lo que es más triste aún no está haciendo seres felices.

Siempre, se discute y se habla en distintos escenarios sobre el tema, se hackea candentemente el sistema educativo, pero, es muy poco lo que se hace, excusados en el sistema, en las limitaciones y en la falta de recursos.

¿Por qué esperar a qué se cambien las leyes? ¿Por qué esperar que el gobierno central lo cambie? Empecemos nosotros a cambiar, cambiemos nuestra mentalidad y conformismo.

Antioquia, una región caracterizada por gente pujante, valiente y activa, caracterizados por innovar. Es tiempo de innovar en educación, no de seguir atomizando distintas discusiones en contra de las debilidades del sistema, sino en las oportunidades del mismo. Pasemos de la reflexión a la transformación.

Empecemos por hacer pilotajes en educación desde el ser, desde el manejo de emociones, desde el trabajo en equipo interdisciplinario que conlleve a mejores ciudadanos, nuestros frutos se verán reflejados a largo plazo, pero, sin lugar a dudas, a corto plazo, con quienes lo implementemos lo añorarán y nos lo agradecerán.

Jaime Humberto Ramírez Cadavid.