Por: LUIS FERNANDO PÉREZ ROJAS   

 Con admiración y agradecimiento nos unimos a su brillante gestión como servidor público y amigo del pueblo, de la más elevada estatura moral y honestidad entre los más insignes servidores de la patria.

Hoy, ante la injusticia cometida con el fallo de los Togados de la justicia, me veo en la obligación e imperiosa necesidad de contemplar públicamente algunos rasgos de la grandiosa y sencilla humanidad de su vida pública, al servicio del Estado, en el ámbito nacional, departamental y, hasta hoy, Concejal destacado de la ciudad de Medellín.

En pocas líneas, el Doctor Carlos Alberto Zuluaga Díaz, ha sabido expresar magistralmente cómo se conjuntan en su perfil humano: “aspectos de coincidencias poco frecuentes en el escenario de la política, y que algunos pares no han podido dignificar éticamente”: Muy cerebral y social en sus concepciones políticas, pero muy cordial, sensible y humano en sus afectos con el pueblo; serio y profundo en el discurrir solidario comunitario, siempre trascendente y transparente en sus actos de la vida pública, y al propio tiempo capaz de mantener con la gente honrada y humilde un sencillo diálogo impregnado de verdad y de ternura; riguroso consigo mismo y abierto en ancha transigencia con los amigos, aliados, adversarios y, hasta con sus enemigos radicales de la politiquería.

Sufre física y moralmente ante la injusticia, la traición, la calumnia, la corrupción y la mentira; es un hombre integral, sin odios viscerales ni rencores enconados frente a quienes han pretendido hacerle daño.  Posee una inteligencia preclara, hábito reflexivo, aguda intuición, y muy vasta cultura en la política colombiana, antioqueña y local de Medellín.  La extensión y profundidad de su formación política, ciudadana y profesional de la ingeniería lo han arropado siempre como: El caballero de la democracia y pulquérrimo ciudadano, digno de admirar y de emular por el pueblo colombiano.

En los foros de la democracia como el Congreso de la Republica de Colombia y el Honorable Concejo de Medellín, habla con un estilo sencillo, preciso, claro, honesto y verdadero; penetrante y profundo en contenido ético y moral, que sabe ilustrar con frecuentes y expresivas actuaciones muy concretas, hechas realidad, como resultados de su efectiva gestión por donde pasa, al servicio de las comunidades más vulnerables del país, Antioquia y Medellín.

Su espíritu en la política es sumamente comprometido con la honradez, la honestidad, la transparencia, la legalidad y la verdad, pues dichas virtudes han sido como joyas preciosas que le han dado sustento y credibilidad para que, hoy, se constituyan en una fuente inagotable de mesura, sensatez, confianza, prudencia y humildad en la vida democrática, familiar, política, amigable y profesional.  En Carlos Alberto Zuluaga Díaz aparece la noble y grande personalidad y uno no sabe si admirar más la humanización de sus pensamientos solidarios por el pueblo, o el valor pulcro y transparente de su gestión política y amistad sincera.

Doy fe, que está en capacidad de afrontar las adversidades políticas que injustamente lo han lastimado, pero lo hace con amplitud, objetividad, coraje y perspectiva ante la ley.  Siempre va a la raíz de las situaciones como respeto a su conducta y firme carácter.  Su realismo experimentador le permite descubrir enseguida lo que hay de utópico o de dudosa concreción en las instancias judiciales y las decisiones equivocadas de los Togados, para aplicar justicia, frente a sus honradas y limpias actuaciones.  Siente desconfianza ante lo difuso o teorizante en la política carente de acciones y resultados eficaces.  Sin embargo, su vivo interés por cualquier cuestión aprovechable que se le plantea, le permite encuadrarla dentro de un conjunto más general y trascendente, situándose aún más allá y resolviendo las dificultades por superación.

Finalmente, resulta contagioso y benéfico su esperanzada visión de futuro que le espera, con optimismo estimulante, su alegre combatividad de sus ideas y actuaciones limpias, su espíritu siempre joven.  Sabe contar con el valor del tiempo y no se deja llevar por el éxito fácil y espectacular, pero a la larga estéril.  Prefiere la planificación firme aun cuando hubiera de ser a largo plazo, con la tenacidad y honestidad suficiente para volver sobre el tema de servirle a la patria una y otra vez, con una u otras personas, pueblos y comunidades, hasta conseguir salir de nuevo adelante en sus nuevos proyectos. 

Él mismo repite y aconseja a sus amigos del alma que: “Hay que guardar calma frente a las decisiones de la ley, aunque no se compartan, porque ella misma nos dará la razón con el transcurrir del tiempo, cuando encuentre Togados que con rigor, independencia, libertad, ética, carácter y transparencia asuman sus más justas decisiones en sus fallos”.

¡Amigos y amigas: Es admirable su exquisita prudencia en todo!

LUIS FERNANDO PÉREZ ROJAS                    Medellín agosto 30 de 2021