Nos quedamos sin saber qué buscaba el Gobierno en su afán de promover el primer día sin IVA, impulsado publicitariamente para embaucar a la gente a salir masivamente y sin restricciones en plena época de pandemia. Todo, con gastos y costos publicitarios del Estado y como decretando por un día la invalidez  no solo del impuesto al valor agregado, sino de los miles de decretos, resoluciones y protocolos propios de la pandemia.

La improvisada fiesta del Estado se conjugó con la actuación de un comercio emocionado con la expectativa de atender clientes a montón, gracias a la costosa, agresiva y contundente campaña por todos los medios existentes en el país por parte del Estado. Pues, por costumbre, cuando las campañas se hacen por cuenta de los comerciantes,  se limitan a un aviso en el periódico impreso local, a guindar una cadeneta de banderillas amarillas y rojas en ganchos alrededor de sus parqueaderos y diez minutos de un payaso o una chirimía en la puerta.

Y para completar la feria, varios millones de personas ansiosas que, como cualquier ser privado de su  libertad, salieron como locos, saltando matones, cuando en el fondo lo único que querían era probar la salida a la calle, autorizada y empujada por el mismo Gobierno, no obstante tuvieran que gastar o comprar algo, para lograr estar afuera.

Para este primer día sin IVA, que Colombia recordará por mucho tiempo como esas fiestas descontroladas de muchos invitados que terminan siendo un desastre, y el resto del mundo lo hará como el COVID Friday, ya el daño fue hecho y es inútil buscar culpables, pues son fiestas que no se repetirán durante un largo plazo.

No obstante, se tiene programado el segundo día sin IVA para dentro de 13 días (julio 3 de 2020).

Para este día, lo único claro que debe existir entre todos los colombianos, es que a nadie se le puede ocurrir hacer lo mismo del viernes.

El Presidente y los alcaldes deben tener claro ahora, que un policía, quien es el único control del orden público y legal a la hora de la verdad, solo tiene alcance para verificar el comportamiento de una o pocas personas, que conserven sus distancias de dos metros y que tengan bien puestos sus tapabocas. Pero, de ahí, entrar a controlar el comportamiento de millares de personas que se trepan gradas, rampas y portones de transporte masivo y supermercados, nada se le habrá de ocurrir al preciado policía del sector. Porque en cabeza del policía quedarían los mandatos de orden público de miles de decretos, resoluciones, normas y protocolos propios de la cuarentena y el confinamiento, que naturalmente no conoce.

Aunque el sábado surgió la alternativa de que la próxima feria se haría por medios electrónicos, el gobierno debería reconsiderar por lo menos la fecha del 3 de julio, para no hacer una fiesta tan seguida de otra donde se dio lora. Adicionalmente, para el 3 de julio no ha transcurrido el período para efectuar la medición de los contagios que produjo el primer día sin IVA.

En cambio, y si los propósitos contables se cumplieron el viernes, la DIAN debe contar ya con una base de datos muy completa de las personas que estuvieron de compras el viernes. Necesario es que entre MinSalud, DIAN y Alcaldes se desarrolle un programa de reacción inmediata, ya, para identificar a esos compradores, contactarlos y aislarlos obligatoriamente durante los próximos veinte días o un mes, como cuarentena, para evitar que los contagiados potenciales de COVID-19, incluyendo los asintomáticos, no propaguen la infección entre las demás personas de la sociedad.  

En el entendido de que el segundo día sin IVA se hará mediante ventas virtuales, el gobierno debería tomarse el tiempo prudencial y preparar unos controles tributarios acuciosos (electrónicos también), que le permitan asegurar que no se da cabida a la evasión ni a la especulación, en lugar de repetir el error de promocionar, perifonear y meterse a una fiesta de negocios privados, donde la función pública nada tiene que hacer allí. Y los alcaldes, ocuparse del control policivo del orden público, como lo ejercían hasta el jueves pasado. Y, cuando todo el equipo se sienta listo, ahí sí, programar el segundo día sin IVA, ojalá cuando haya terminado la pandemia. Pues en la ley que decreta estos días sin IVA, en ningún momento obliga a cumplirlos en un estado de emergencia sanitaria, económica y ecológica.