Por: Balmore González Mira
Por difícil que haya sido el año, por atípico que se haya comportado el mundo, por duro que haya golpeado la economía terrenal con todos los desastres causados por la maldita pandemia; con los amigos, vecinos, familiares y conocidos que se nos ha llevado; con el cierre de numerosos negocios, con la pérdida de millones de empleos, con el temor de unos por ser contagiados y con la irresponsabilidad de otros que pareciera no importarles contagiar o ser contaminados. Con los miles de mensajes irresponsables en redes sobre el origen y cura de la pandemia, con la ignorancia de quienes opinan sin saber sobre la vacuna; con el aprendizaje lento sobre lo que está pasando. Con la inconciencia de algunos y la soberbia de otros; en mi caso y en el de muchos es hora de dar gracias, primero que nada al creador por tenernos con vida, por habernos permitido cerrar el 2020 aliviados y con nuestras familias completas. Los privilegios de tener vivos a nuestros seres amados, de no haber pasado hambre como muchos seres en el mundo, de tener empleos, de poder hacer algo por la humanidad nos tienen que llevar a agradecer permanentemente.
No es hora de maldecir, claro que el tiempo está duro, pero es tiempo de agradecer; es tiempo de cumplir los protocolos que médicos, científicos y salvadores de vida nos están proponiendo. Hora de acatar las normas de las autoridades civiles, militares y de policía. Es hora también de agradecer a todos los médicos y personal clínico por su entrega, por su valentía, por su heroísmo, por el sacrificio de sus familias para atender como la misión y su juramento se los enseña. Es hora de agradecer a los miles de soldados y policías que igualmente, lejos de sus familias, nos protegen, nos cuidan y nos concitan a cumplir las normas. Es hora de agradecer a quienes han dado un pan al hambriento, abrigo al que tiene frío y extendido un brazo al desamparado. Hora de agradecer a los verdaderos líderes, a quienes se han despojado de sus intereses personales y han buscado el interés común como principio de vida. Es hora de agradecer por la vida. ¡Salud y prosperidad en el 2021!
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